domingo, 27 de marzo de 1988

Pregón Semana Santa Sierra de Yeguas 1.988




Pregón Semana Santa Sierra de Yeguas 1.988

Este pregón fue presentado por el Excmo. Ayuntamiento de Sierra de Yeguas, por D. José Torres Mancheño, siendo este Hermano Mayor de la Hermandad del Stmo. Cristo de la VeraCruz y María Stma. de la Esperanza, en la Parroquia Inmaculada Concepción de nuestra localidad, el día 27 de Marzo de 1.988.

Se trata de un Pregón especial, siendo el primero que se realizo en la nuestra localidad, y siendo el primero, fue diferente a lo que acostumbramos en la actualidad en nuestro pueblo. Especial ya que trata de un pregón de la niñez de una persona que vivió la traumática guerra civil y los acontecimientos que en ella se vivieron, sirviendo este pregón para recordarnos como era nuestra Semana Santa antes de ese trágico periodo de la historia.


Historia de las Hermandades y cofradías.

A modo de prólogo:

Aunque la historia de las procesiones de nuestra Semana Santa se remonta al Siglo XVII, según antecedentes, yo sólo voy a referirme al periodo comprendido entre 1.915 y 1.930, que fueron los años de mi niñez y juventud, y de los recuerdos que de ellos guardo.


Nuestra Iglesia.

Primero hablaré de nuestra Iglesia y Templo. según una Historia de Málaga (1983) de Lisardo Guede Fernández y Rafael Gómez Marín, nuestra parroquia fue erigida en el siglo XIII, concretamente en el año 1.240, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción.

Según unas notas sacadas en  1.949 del Archivo Oficial de Simancas, esto era el cortijo de La Sierra y había una capilla con paredes de tapia y techo de tijera con maderas de pino y cañas. Tenía 30 vecinos. Existía en dicha capilla una Virgen del bulto vestida, denominada Santa María de la Sierra. dependía de Estepa, a cuyo vicariato estaba sometida.

En un estudio que consta en el libro "Arquitectura Barroca Sevillana en la Diócesis de Málaga" se lee "la Iglesia de Sierra de Yeguas es de difícil datación , porque carecemos de referencia documental y por las reformas recibidas, pero su aspecto general corresponde a la primera mitad del siglo XVII. Sus tres naves están separadas por pilares irregulares y la cubierta central por bóveda de medio cañón con fajones apoyados en bellas placas recortadas, las laterales presentan cubiertas de diferentes tipos, abriéndose a la Epístola una serie de capillas, hoy totalmente restauradas. El crucero se corona con un bóveda semiesférica con claraboyas, apoyadas en pechinas que muestran entre hojarascas los escudos de los Marqueses de Estepa, y la capilla mayor con una bóveda vaída surcada de baquetones. Al exterior destaca una severa portada de piedra con pilastras toscanas flanqueando arco mixtilíneo coronado con un frontón partido con pirámides y bolas. La torres responde a la misma sencillez, es prismática, abierto el cuerpo de campanas con arcos de medio punto y se remata con un capitel piramidal recubierto de azulejos.

Toda esta zona de los pies parece obra de finales del siglo XVIII, pero ha sido restaurada en época reciente.


Nuestras antiguas imágenes.

Las imágenes existentes hasta el año 1.936 eran: Cristo Yacente, Nuestro Patrón San Bartolomé, Cristo de la Humildad, Virgen del Rosario, Virgen de los Dolores, Sagrada Familia, San Antonio, Jesús Nazareno, y un San Francisco de Asís, que estaba en la capilla de la Humildad.

Eran todas de talla, algunas policromadas. Entre ellas destacaba por su impresionante realismo la del Cristo Yacente.

No se tienen noticias de quienes pudieron ser los autores o imagineros de estos tesoros artísticos.

Las capillas también tenían todas sus retablo, de distintos estilos, pero de muy buena calidad.

En la capilla del Sagrario había un cuadro de la Virgen del Pópulo, de autor desconocido. Otra pintura existía en la Capilla de las animas Benditas que representaba escenas del Purgatorio, también de autor desconocido. Todo desapareció.

El Altar Mayor, magnífico, tallado, tenía dos apóstoles, San Pedro y San Pablo en sus laterales, y en la parte central una imagen policromada a tamaño natural de la Inmaculada Concepción, patrona de la villa.

De cuantas obras de arte existían entonces en nuestra Parroquia, quedan solamente: la Cruz Parroquial, una Custodia u Ostensorio, una naveta, la Paz y el incensario, que por fortuna habían sido guardados en casa de la familia Villavicencio - Doña Carmen_.
La Custodia vino del Convento de San Francisco, de Estepa y es del siglo XVII. La pila Bautismal y la mesa de la Sacristía son de piedra.


Prolegómenos de la Antigua Semana Santa.

En cuanto a las Procesiones de Semana Santa, los niños de entonces estábamos pendientes de lo que pudiera ocurrir, porque en realidad no había cofradías legalmente constituidas.

Las Imágenes de la Semana Mayor eran arregladas concretamente por algunas familias del pueblo. Comenzaban los rumores de que a lo mejor había septenario a la Virgen de los Dolores o un quinario a Nuestro Padre Jesús. Y todo esto, ya en plena cuaresma. Algunos años no había nada. Otros había un quinario o septenario. Nos conformábamos con ello. No obstante se hacía cuanto se podía, porque el obstáculo principal era el dinero. El Cuaresmal o predicador, la cera, etc..etc.. costaban un dinero, que al no haber Hermandades, tenía que salir, ¿de quién?, del Pueblo.

Después de vencer no pocas dificultades, la familia que estaba al cargo de aquella imagen, organizaba los cultos necesarios. Entonces se hacía compromiso entre esposas, novias o madres de los hermanos más influyentes, y por parejas, salían los días del quinario o septenario a pedir, de casa en casa, una limosna para poder pagar los gastos que ello ocasionaba. Esta pareja, cuando llegaba la hora del quinario o septenario, se ponía a la entrada de la puerta de la Iglesia, pasando el cancel, se sentaba junto a la mesa donde estaba la bandeja petitoria y dos candelabros con sus velas encendidas, y los que iban entrando a oír el sermón, dejaban su limosna en ella. No era obligatorio, pero no se pasaba casi nadie por delante de una pareja de señoras o señoritas, sin dejar acreditado su rumbo. Los maridos o novios de la pareja que ese día estaban de pedidoras, se lucían echando en la bandeja monedas de plata, de aquellas que yo y otros conocimos.

También había un coro formado por un grupo de señoras y señoritas bajo la dirección de las hermanas Villavicencio. Al órgano u armonio estaba Don Francisco Ruiz Pozo... hoy todos desaparecidos.


Viernes de Dolores

El Viernes de Dolores, salía la procesión de los hombres a las doce de la noche. Un Crucifijo, dos faroles y dos filas de penitentes era todo. Cubiertos con capas u otras prendas, para no ser reconocidos, rezando el Rosario y cantando saetas. El alumbrado público se apagaba. No obstante ser Viernes de Dolores, aún no se sabía si saldrían las procesiones.

Y llega el Martes Santo. Después de reunirse varios entusiastas de distintitas hermandades y comprometerse a salir pidiendo para sufragar los gastos, deciden salir, o sea, sacar la procesión. Para ello siempre acudían a un cofrade ejemplar. Se llamó Enrique Mancheño Carbonero, -El Teniente- bajito de cuerpo, pero de una elevada talla, en cuanto a semanasantero, organizador entusiasta y devoto de Jesús Nazareno. Se hacía cargo de la gestión y salía a buscar un sacerdote que predicara los sermones, de la Humildad, del Santo Cristo y de Nuestro Padre Jesús. Cultos que eran la noche del Jueves al Viernes Santo. Algunas veces llegaba el Sr. Mancheño, con el compromiso de que venía un sacerdote de Estepa, Pedrera, o de donde primero lo encontraba. Ya era Miércoles Santo. Y comenzaba la organización de todo aquello. En primer lugar la banda de música. EL pobre Farelo, reuniendo a los músicos que tenía. Faltaban instrumentos. A salir a Casariche para pedir prestados unos platillos, un fiscorno o un bombardino.

Y llega el Jueves Santo.

A las nueve de la noche comenzaba el sermón de la Humildad. Se repartían las Hermandades una vez terminado, y a continuación se recogían de nuevo para el sermón del Santo Cristo.

Terminando este se repetía la operación de reparto de Hermandades y ya solo se recogían de nuevo para el sermón de Jesús, y en donde ya hechas las remudas, acudían los hermanos con sus túnicas. Había pocos, porque todo había sido improvisado en unas horas.


El Sermón de la Madrugada.

Cuando las Hermandades entraban en el templo eran las cinco de la mañana, pero las cinco "solares". Todavía no había llegado este trasvase de horas atrás horas adelante. Ya no se cabía en la Iglesia. Solo quedaba el sitio justo de los hermanos de las tres cofradías que salían por la mañana del Viernes Santo, y en dos filas de bancos, haciendo calle desde la puerta principal hasta la escalinata del presbiterio, se sentaban aquellos.
Comenzaba el sermón, explicando el sacerdote la pasión de Nuestro Señor Jesucristo. A lo largo del mismo, y ya cuando se encuentra en el pasaje del Huerto, en donde Jesús se puso a orar, aparece un ángel anunciándole el cáliz que ha de apurar, y allí se oye la voz del pregonero, la voz de Ángeles Pozo "echando" ese pregón ofreciéndolo a Jesús para la redención de la Humanidad.

Terminado esto, el sacerdote hacía sus consideraciones y enseguida anunciaba la sentencia de Pilatos. Entonces Pilatos, encarnado por Mariano Soria, con su voz bronce y grave, echaba el pregón malo" o sentencia. Cuando terminaba, el sacerdote ponía a Pilatos de vuelta y media, por las falsedades y calumnias que había echado sobre Jesús. El momento era de una emoción incontenible. AL poco rato se oía de nuevo la voz del ángel que echaba" el pregón de la "confortación". Pregón que una veces lo hizo Rosario Mancheño y otras Dolores Pozo. A partir de ese momento, el sacerdote no podía hacerse oír, porque ya comenzaban los hermanos a irse para coger los "pasos" e irlos moviendo a fin de enfilarlos hacia la calle. El primer encuentro de Jesús y la Virgen de los Dolores se hacía en el Templo, antes de salir, y sin que el sacerdote pudiera nunca terminar el sermón.


La Salida

Una vez terminado este primer y emocionante encuentro, la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno enfila la puerta de la calle.

Siempre recordaré la salida de esta imagen. El paso de Jesús atraviesa el pórtico de la Iglesia cuando el alba empieza a despuntar.

En ese instante, en que la noche y el día se entrecruzan, se oye el zigzagueo de capirotes entre mezclándose con el golpeteo de los cirios.

Esa salida ha dejado un recuerdo imborrable en mi memoria, y en mis oídos, aún resuenan aquellas saetas espontáneas que brotaban del corazón del saetero, de tan buenos saeteros como hemos tenido y que aún seguimos teniendo en este pueblo. He recordado estos momentos , en otras ocasiones, cuando el Gran Poder regresa a su templo, al amanecer, por aquellas calles estrechas de Sevilla, o ese otro instante lleno de emoción del paso del Cristo de los Gitanos, que sobre esa misma, hora está haciendo su entrada en La Campana. Ello me trae a la memoria, la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de mi pueblo, en aquellos Viernes Santos. Se veía al Nazareno aparentemente sólo. caminando hacia el Calvario... andando... en silencio...con nuestros pecados al hombro.

Imborrable recuerdo.

Tras el paso de Jesús Nazareno, salía el Cristo de la Humildad. Esta Hermandad tenía pocos hermanos. Sin embargo salía muy bien, con una andas, unos buenos candelabros y como estandarte una bandera. Cumplía su estación muy bien y desde luego estaba siempre a disposición de las cofradías que iban delante y detrás de ella: Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores.

Cuando la procesión de la Virgen de los Dolores sale del templo, es ya de día, el Sol hacía tiempo que había salido.

En nuestro pueblo hay la costumbre -mala costumbre- de que al salir cada paso, hace una parada a la salida del templo mientras se le cantan varias saetas, y así, a todos, con lo que la salida del último, siempre lleva retraso y grande.


El encuentro.

Tras recorrer más de la mitad del itinerario penitencial y pasado el Ayuntamiento, llegaba la hora del Encuentro. Se hacía al igual que ahora, en la calle La Cruz. Jesús se volvía o lo volvían y la Virgen avanzaba. Los pasos estaban sobre los hombros de los hermanos -era muy difícil- porque los pasos no tenían patas, había que sostenerlos sobre horquillas. Algunas veces, y para este Encuentro, los hermanos portaban los pasos de rodillas. Entonces eran menos pesados. Mientras la banda de Farelo tocaba el Miserere, todo el pueblo de rodillas, muy en silencio. EL Sacerdote, desde uno de los balcones, pronunciaba su plática alusiva al momento. El Encuentro termina con el acercamiento de los pasos y la confraternidad de las Hermandades. Después continuaba la procesión por el mismo itinerario actual. Se llegaba a la puerta de la Iglesia. Empezaban las pujas ofreciendo dinero. Unos para que entrase la imagen. Otros para que continuase en la puerta. Así hasta que uno de los apostantes vencía. El dinero que en estas pujas se recogía era a beneficio de la Hermandad. Cuando esto ocurría eran ya las tres de la tarde, y como durante el recorrido procesional, los hermanos se habían tomado algunas copas, a veces se originaban discusiones y peleas por esta competitividad. Después todo quedaba en nada.


El descendimiento.

Por la tarde del Viernes Santo se comenzaba con el sermón de las "tres horas" -yo entiendo que era el de las siete palabras- y descendimiento de la Cruz.

Se recogían las Hermandades y se llevaban a la Iglesia sobre las seis de la tarde.

Una hora antes salían dos hermanos del Santo Entierro, con túnica y antifaz, con un tambor cada uno, y por las aceras de las calles iban anunciando, con su ruido y presencia, la muerte del Redentor.

De cuando en cuando, paraban, se miraban, y seguían con los golpes de tambor, hasta que salía la procesión.

Empezaba el sermón ante un Cristo Yacente, talla magnífica, que era articulado de los brazos. Se ponía crucificado en el Altar Mayor. Detrás de cada mano estaban representados el Sol y la Luna, y todo el conjunto cubierto con una tela negra -el velo del templo-. El sacerdote comenzaba el sermón explicando las palabras que pronunció Jesús en la Cruz antes de expirar. Cuando esto ocurría, el sol y la luna se eclipsaban, la tierra temblaba y se rasgaba el velo del templo. Todo este auto de fé se percibía o se veía perfectamente desde todo el templo lleno de personas, en silencio impresionante. El sol y la luna estaban iluminados y cuando el sacerdote decía que se eclipsaban, se apagaban o dejaban de brillar. El ruido del temblor de la tierra se hacía con matracas y ruidos de maderas. El velo del templo se rasgaba y se dividía en dos, apareciendo Jesús muerto y clavado en la Cruz, momento que emocionaba a todos, por lo bien hecho y por el respeto profundo que en aquella época tenían todos, teníamos, ante estas manifestaciones de fé tan arraigada en nuestro pueblo. A continuación, el sacerdote comenzaba diciendo a los santos varones - personas mayores revestidos con ropajes apropiados para el acto-, que quiten los clavos de la mano derecha, de la izquierda y por último el de los pies. Los santos varones, mientras, y atendiendo al sacerdote, van poniendo unas sábanas que rodean los brazos y cuerpo de Jesús y una vez descendido de la Cruz, lo presentan a su Madre la Virgen Santísima. El sacerdote va explicando en su momento cada llaga que el Señor tiene en todo su cuerpo hasta que por fin es depositado en el sepulcro, que se encontraba en el presbiterio, junto a la puerta de la sacristía.

A partir de aquí ya no hay posibilidad de terminar el sermón. Todos los hermanos suben para preparar la procesión del Santo Entierro. Así comenzaba a salir la procesión del Santo Cristo de la Vera-Cruz, Hermanada que entonces tenía pocos hermanos y saliendo a veces sin túnica y con varios hombres pagados para llevar el paso. A continuación salía el Santo Sepulcro, el cual iba con la cabeza mirando hacia atrás, es decir, cara al pueblo que le seguía. Tras esta Hermandad salía otra vez la virgen de los Dolores. Si, la Virgen de los Dolores, puesto que no había otra. Para esta procesión se le ponía una saya negra y así acompañaba  a la procesión de la noche.

También iban representaciones de todas las cofradías de la mañana con sus estandartes e insignias. Cuando terminaba la procesión -sobre las dos de la madrugada- salía otra procesión, que se llamaba "de las mujeres" y consistía en sacar una Virgen pequeñita y vestida que había en la capilla de la Humildad, creo era la virgen de la Soledad. Esta procesión hacía el recorrido por la misma estación penitencia, pero en sentido inverso al recorrido por las anteriores. Se conocía por la calle de la Amargura.



Historia de nuestras Hermandades y sus Titulares.

Nuestro Padre Jesús Nazareno.

La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, según ha podido saberse, data de finales del siglo XVII o primeros del XVIII. Estaba condicionada a una determinada familia del pueblo que se encargaba de conservar los enseres de la misma. La talla del Nazareno era de autor desconocido y desaparición en el año  1.936. Conserva estandarte antiguo. Lucían túnicas con capirotes morados, cíngulo dorado y el escudo JHS. En la actualidad la túnica es morada y los capirotes blancos.
En los años 20 y por los Hermanos Enrique Mancheño y Juan Ramón Gallardo se encargó, en Málaga, un paso para Jesús que se hizo en el taller de Antonio Barabino. Ahora el paso es de nueva factura, pero creo que lleva las cartelas del anterior. La imagen actual de Nuestro Padre Jesús Nazareno es de Navas Par3ejo, escuela granadina, y fue encargado, allá por los años 40, por una comisión de hermanos presidida por Isidoro Pérez Sánchez, familia muy vinculada a esta Hermandad.


Santo Cristo de la Humildad.

Esta Cofradía, aunque modesta, ha sido siempre muy popular. En su capilla, labrada en tiempos de los hermanos Adalid, y recientemente reformada, consta el cuidado que de ella se tiene.
En la procesión, la imagen lucia en la cintura un corcelete que era muy original. Esta imagen, que era bellísima, desapareció en el año 1.936.
Las túnicas y capirotes eran blancos y el cinturón morado, fileteado por una greca blanca o plateada.
La imagen actual es del escultor sevillano Castillo Lastrucci y se adquirió por los años 1.938-39. Varias personas del pueblo, Antonio Páez Rodríguez, Juan Álvarez Gómez, José Rodríguez Gómez, entre otros, trabajaron e hicieron posible, que esta bella imagen de la Humildad, hoy sea orgullo de nuestro pueblo, que ayudó, por suscripción a sufragar los gastos que ello ocasiono.
Tiene nuevo estandarte por la contribución que a esta Hermandad tenía la familia Arias Laina. en los años 50, el médico D. Juan M. de la Heras Martínez fue Hermano Mayor, y por suscripción se adquirió un torno dorado y labrado en Granada. Hoy tiene un nuevo paso, construido en Sevilla en los talleres de Rogelio González Pérez. Tienen una Junta de Gobierno que preside Paco Arenas, que trabaja con entusiasmo y la Hermandad va muy bien. es conocida por la de "los forasteros" porque ella están casi todos los que, nacidos en otras localidades, tienen aquí residencia por razón de su profesión oficio o familiaridad.


Santísima Virgen de los Dolores

La antigua imagen de la Virgen de los Dolores era de autor desconocido, muy guapa. El recuerdo que de ella tengo me lleva a la Esperanza de Triana. Tenía un manto de terciopelo bordado en oro. Salía sin palio. Pero en los años 20, la familia Solís González adquirió unas andas o paso de palio, terciopelo negro, bordado en oro, bambalinas de terciopelo negro y flecos de oro, cuatro candelabros, también dorados, con parabrisas. Conjunto muy bello. Todo desapareció en 1.936. En los años 40 y por Antonio González Soriano, hermano de la Virgen se adquirió una nueva Dolorosa en Valencia, que es la actual.
Esta Hermandad comenzó su nueva andadura con muy buenos propósitos y poco a poco lo va consiguiendo. En los años 50 se adquirió el nuevo paso labrado por los Hermanos Hernández, de Ronda, adquiriéndose posteriormente el palio.
Se ha remozado su capilla, magnifica capilla, gracias al entusiasmo de sus Hermanos y concretamente de su eficiente Junta de Gobierno.
La túnicas son negras, así como los capirotes, con cinturón de pita y pañuelo blanco con anagrama mariano. Conservan estandarte antiguo y posee casa de Hermandad, para guardar sus enseres, construida en unos terrenos donados por su Hermano Mayor José González Valencia.


Santísimo Cristo de la VeraCruz

Esta Hermandad es también de origen pobre. La imagen antigua era de talla y autor desconocido. Según los datos obtenidos data de principios del Siglo XVIII. Tenía unas andas con las que salió en procesión muchos años. Se componía de un monte de corcho encolado, muy bien hecho, cuatro candelabros de hierro con parabrisas, todo muy bien conjuntado. Todo esto y la Cruz, que se conserva actualmente, fueron adquiridos a finales XIX por un médico que hubo aquí, apellidado Toro. Dicen que las túnicas eran de color verde. Yo ya las conocí negras con capirotes del mismo color. Sólo se perdió la imagen. Entre otros efectos se salvo la magnífica Cruz, con la que se procesionaba, la cual forma parte hoy del Crucificado que tenemos. En le año 1938 y por Juan Ramírez Torres y su esposa Dolores Castro Sánchez, representados por Aurora Martin Rodríguez se traslado a Sevilla para que labrasen una nueva imagen del Cristo de la Vera Cruz, de lo cual se encargó al imaginero Antonio Castillo Lastrucci.
Por el año 1.941, y en colaboración con el entonces párroco D. Rafael Pabón García, se hicieron las Reglas, que fueron aprobadas por el Arzobispado de Sevilla, y posteriormente por el de Málaga, cuando, después del Concilio, pasamos a la Diócesis de Málaga. También se confeccionó un estandarte con terciopelo de Lyón, bordado en oro por las Adoratrices de Sevilla. Años después se hizo un  paso de Cristo, labrado por los hermanos Hernández, de Ronda, dorado imitando oro viejo.
Posteriormente, y en colaboración con el párroco D. Antonio Pérez Delgado, ya en 1.957, se adquirió una imagen que, bajo la advocación de María Santísima de la Esperanza, labró el imaginero residente en Sevilla, Sebastián Santos Rojas.
También posee la Hermandad unas dos fanegas de tierra, en el paraje Ventorrillo, de este término municipal, y que con fondos donados por el expresado matrimonio como limosna a la Hermandad, ésta lo adquirió por compra, figurando escriturada e inscrita en el Registro de la Propiedad a nombre de la misma. El producto neto de la finca se dedica a sufragar el gasto que ocasionen los cultos a las imágenes, en memoria de aquellas personas. Actualmente, y por la Junta de Gobierno, se ha labrado un local a la salida del pueblo, calle camino de Almargen, en donde se guardan el paso y otros enseres de la Hermandad. En la actualidad las túnicas son de color negro, así como los capirotes. Botonadura y cinturón verde. Escudo: Cristo en la Cruz orlado por una ráfaga color verde sobre fondo blanco. Levan capa color verde.


Santo Entierro y María Santísima de la Soledad.

Antiguamente, el Viernes Santo por la noche, salia solo el Cristo Yacente. Era una imagen de talla que impresionaba mucho. De autor desconocido. La urna o sepulcro muy bien construido y arreglado con mucho gusto.  Siempre estuvo afecto a la familia Carvajal, aunque en alguna ocasión otro lo sacara. También en el año 1.936 desapareció la imagen. Años más tarde se adquirió la actual, que tallo Castillo Lastrucci. Posteriormente la Hermandad adquirió una Virgen bajo la advocación de la Soledad, también labrada por el mismo escultor Castillo Lastrucci. Entre los efectos procesionales antiguos, conserva un estandarte. El Sepulcro y su paso, dorados, fueron hechos en Sevilla.
La Virgen va en unas andas o paso, sin palio, la Cruz con sudario, escalera, etc. Sus túnicas son negras -ahora con capas del mismo color- capirotes negros y cinturón de pita. El escudo representa la Santa Cruz de Jerusalén. Esta Hermandad muy seria, desfila con mucho orden.
En todo lo relativo a esta Hermandad, colaboran con la familia Carvajal, las de Benitez  y Carballo.


Santísimo Cristo de la Bondad a su Entrada en Jerusalén

Nueva Cofradía. Este grupo o paso de Misterio, solo tiene a Nuestro Señor montado en la borriquita. Fue donada por la Hermandad de la misma advocación de Alcalá de Guadaira a José Antonio Fernández Romero, quien en unión con Manuel Martínez Gutiérrez la trajeron a este pueblo, siendo restaurada aquí por los indicados y por Antonio Solís González.
Procesiona el Domingo de Ramos desde hace tres años. Sus túnicas son blancas y el capirote y cíngulo de color rojo. Este grupo es de molde, hecho en Olot.
Tiene muchos hermanos, especialmente jóvenes y niños.


Últimos años.

A lo largo de los años 40 y hasta bien entrados los 60, las cofradías de nuestro pueblo, hacían lo imposible para dar culto a sus Sagradas Imágenes. Aquí han venido predicadores de casi todas las órdenes religiosas y del clero secular. Hemos tenido la satisfacción de ver todas las noches de quinarios o septenarios el templo lleno de hermanos y feligreses que al final desembocaban acompañando a nuestras procesiones en las Semana Mayor. teníamos reuniones y convivencia de hermanos, siempre bajo la presidencia del director espiritual o del cura párroco, en nuestro caso. Cuando llegaba la hora, todos los hermanos cumplan con la Iglesia, confesando y comulgando. Como Dios manda.

La Hermandades son asociaciones religiosas que se rigen o deben regirse por unas Reglas, que han de ser aprobadas por el Obispado correspondiente, y a ellas nos debemos atener como católicos.

De algún tiempo a esta parte, nuestras cofradías están muy bajas en el aspecto religioso.

Una vez que se acaba la Semana Santa, el templo se queda para un reducido número de personas y de las Hermandades, casi nadie.

Ese no es el camino. Desde aquí quiero recomendar a mis amigos todos cofrades, y a los que no lo son, y en particular a los que forman parte de las Juntas de Gobierno, que están obligados, como católicos y como directivos de sus respectivas Hermandades, a cumplir con la Santa Iglesia, todos los domingos y fiestas de guardar, esto es recordarles, porque entiendo y sé que ellos lo saben. Dicen las Reglas, que el Hermano Mayor y los distintos directivos, son ejemplo de los demás, y si aquellos no lo hacen...

Hay que fomentar el culto a nuestros titulares y no aburrirse porque vaya poca gente. Irían mas, si se hiciera labor más constante. Es posible que con la televisión la gente no quiera moverse de su casa, pero, por cinco o siete noches al año, no pasa nada. Creo que ello es consecuencia de la falta de reuniones, en las que debe -tiene que estar- el Director espiritual, en este caso el Sr Cura, que es el Presidente nato de todas y cada una de las cofradías. Por ejemplo, la reunión par afijar los cultos de Cuaresma debe hacerse como muy tarde antes de Navidad, para la Cuaresma siguiente. En dicha reunión se acuerdan los cultos a realizar, quinario, septenario, si se va a traer predicador, horarios, etc... Acordar en la Agrupación de Cofradías, que debe organizarse a la mayor brevedad posible, todo lo relativo a la Semana Santa en general. En nuestro pueblo se invierte muchísimo dinero en muchas bandas de cornetas y tambores, tanto de soldados de verdad como simulados, que producen un ruido infernal, que convierten el Viernes Santo, mas en un jolgorio que en una procesión de penitencia. Música para el Viernes Santo que acompañe la mañana de Jesús y más suave también para por la noche, habida cuenta que estamos conmemorando la muerte del Redentor.


Domingo Resurrección.


Después vendrá ese Domingo de Resurrección. Únicamente nuestro, porque la procesión con su Divina Majestad, es casi exclusiva de nuestro pueblo. Es el domingo de la alegría en todas las Hermandades y a las que todos acudimos como un solo hermano para comenzar una nueva andadura, para la próxima Semana Santa, con el propósito de la enmienda para mejorar todo lo que se pueda de nuestras Cofradías que algún día hemos de dejar a nuestros hijos y nietos. Para que ellos puedan decir que nosotros lo hicimos bien.