sábado, 31 de agosto de 2013

Iconografía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad





La iconografía del Varón labrado en 1942 por Antonio Castillo Lastrucci para el municipio malagueño de Sierra de Yeguas es la conocida Humildad, conocida en el ámbito cofrade como la del Cristo de Humildad y Paciencia, también llamada "Cristo Pensieroso".
                      
En nuestro pueblo, tradicionalmente se ha señalado como el momento  en el que el Mesías acaba de ser flagelado y está sentado en una piedra recibiendo la mofa de sus verdugos, aunque algunas personas siempre consideraban que el Mesías se encontraba  en el Gólgota sentado y esperando la crucifixión, existiendo siempre esa duda y discusión, de ahí  la idea de recabar la información necesaria para de una vez por todas aclarar la cuestión.

Ciertamente según diferentes estudios teológicos, se da la opinión de que esta imagen representa a Jesús en el Gólgota sentado en una piedra esperando con resignación para ser crucificado, y espera con paciencia la llegada de la hora de su muerte. Buscando imágenes similares reafirmamos esta teoría, siendo algunos de estos ejemplos es el Cristo de la Humildad y Paciencia de la cofradía Sevillana de la Cena, el Cristo responde a esta iconografía, también observamos las imágenes de los dos cristos de Francisco Alonso de Raya (2º tercio del s. XVII) en Icod de los Vinos y en Garachico (Santa Cruz de Tenerife) con el mismo tema, la Hdad de la Humidad de Jerez y muchas otras. Más cercanas tenemos también referencias, como el del Cristo de la Humildad y Paciencia que había en San Luis el Real de Málaga, el Cristo de la Humildad de la vecina ciudad de Antequera, y el Cristo de la Humildad de Archidona, así como en otras provincias el Cristo de la Humildad en Puente Genil.

Así la representación de pasión que representa la Humildad y Paciencia tiene los orígenes en el Teatro de los Misterios y en el arte germánico de finales del siglo XIV en plena Edad Media. Cobró tanta popularidad este tema que pronto se había extendido por los países bálticos, escandinavos y eslavos, llegando incluso hasta América y a las latitudes más bajas del continente europeo.

Pero su principal difusión tendrá su apogeo en la era renacentista siendo una de las principales causas de su expansión los grabados que el pintor y grabador Alberto Durero creó para la Pequeña y Gran Pasión (1510-1511), en donde aparece el Cristo Pensioroso, aunque debemos poner de manifiesto que pone de manifiesto algunos aspectos propios de la iconografía del Varón de Dolores, como los estigmas en manos y pies. También hemos de citar una estampa existente en el Museo Karls Ruhe, que reproduce este tema.


La difusión de este representación iconográfica coincide con los años en los que aparecen las teorías humanistas de Erasmo de Rótterdam en las cuales el hombre es el centro del mundo y no Dios, así que esta imagen de Cristo es muy importante para ellos ya que representa un hombre ultrajado, maltratado, que sufre pero que se resigna, tiene paciencia y perdona, representando en menor medida a un Dios.
En el siglo XVII y XVIII este tipo de representación tiene gran expresión en España, y sobre todo en nuestra querida Andalucia, Canarias y en las regiones de América Latina.
                    
De esta forma, la iconografía de la Humildad y Paciencia se centra en Cristo semidesnudo y sentado sobre una piedra cuadrangular, lleno de heridas, apesadumbrado y esperando la terminación de los preparativos de la crucifixión en el monte Gólgota. Se suele representar con la cabeza derrotada y apoyada en una de las manos, y con una expresión de profunda tristeza, aunque también existen simulacros que lo recrean con la mirada implorante hacia el cielo y las manos fuertemente unidas en actitud orante, y otras variantes.

Por lo tanto se representa a un Cristo “hombre”, pensativo e inocente, Dios “humanizado”, observando en su rostro la viva mansedumbre del Todopoderoso.

Abundando en su representación, en la iconografía inicial y principalmente nórdica se incluía ya la cruz tendida en el suelo de Calvario,  la túnica, y dos sayones abriendo el hoyo de la cruz.

Para profundizar en el tema y llegar a entender el significado de esta representación iconológica deberíamos de pensar en la tendencia alquímico-mitológica y la teológica.

Aunque a continuación se dispongan por separado podremos observar como confluyen en su inicio y fin: la melancolía saturnia y la tristeza de Cristo en los momentos previos a la crucifixión como resumen de la Pasión.

La tendencia alquímica, se comprende muy bien con la siguiente explicación:
“Cristo es conocido como la Piedra o Materia Prima de la alquimia. Su cuerpo –sentado sobre la piedra que Él mismo representa- evoca el proceso de transformación de los metales que han de ser alterados por la acción del fuego –simbolizado por la crucifixión-, antes de alcanzar su configuración final como Piedra Filosofal –la Resurrección-. En ese mismo momento, Cristo aparece como el oro más puro que pueda existir, como Mediador Universal”.

Esta tendencia viene a configurar al Cristo Pensieroso como la representación de la tristeza de Saturno. Nos encontramos con una alegoría del temperamento melancólico, influyendo sobre ello la tristeza de Saturno en la configuración e interpretación de la tristeza de Cristo en el momento de la Crucifixión.

Igualmente la tendencia mitológica, trataría de la comparación en el misterio de Cristo con el viaje por la laguna Estigia, en el que se han de atravesar sus putrefactas aguas antes de alcanzar el renacer y el nuevo estado de conciencia.

Por último para la explicación teológica de esta iconografía, partiríamos del sentimiento de melancolía saturnina, estando así ante la cristianización del simbolismo pagano de Saturno. Tanto San Alberto Magno como Santo Tomás de Aquino utilizaron para referirse a este estado la expresión Aristoteles dicit melancólicos ingeniosos esse   -Aristóteles dice que los melancólicos son ingeniosos-. Igualmente, San Ignacio de Loyola se interesó por esta iconografía, que fue muy propagada por los jesuitas. Sin embargo, fueron otras órdenes religiosas las que se encargaron de expandir la devoción al Cristo de Humildad y Paciencia: dominicos, agustinos y, especialmente, los franciscanos. Así, fue San Francisco de Asís quien definió el contenido iconológico de esta advocación: “ no puede conocer el siervo de Dios los quilates de paciencia y humildad que tiene cuando todo sale a medida de sus deseos. Pero cuando llega el tiempo en que los obligados a contentarle y satisfacerle contrarían, la humildad y paciencia que entonces demuestra, ésa tiene, y no más ”.


De esta forma, el Cristo Pensieroso, fue adoptado como iconografía típica en las instituciones asistenciales –hospitales, lazaretos,...- Y ello es lógico, pues se trata de un medio visual apropiado para sugerir a los desvalidos la esperanza y resignación frente a sus males.

Por tanto, y como consecuencia de estas dos teorías acerca de esta iconografía, se puede decir que nos encontramos ante el resumen doloroso de toda la Pasión de Cristo, que culminará con su crucifixión y  con su Gloriosa Resurrección.

Volviendo a la imagen de Sierra de Yeguas, destacaremos que existía una obra anterior a la de nuestros días que fue quemada en 1936 durante la Guerra Civil Española, desafortunadamente al igual que tantas otras, con la perdida de riqueza cultural que ello suponía.

Dicha imagen de la cual solo se conservan algunas fotografías, y de la cual se desconoce su origen, así como el autor. De esta imagen debemos destacar que el Cristo mostraba una gran entereza ante el suplicio, con un rostro de expresión serena, e incluso dialogante con el espectador, acercando a imágenes labradas en el siglo XVII, como por ejemplo el Cristo de la Humildad y Paciencia de Cádiz (autor: Jacinto Pimentel).


Arriba antigua foto de la Humildad  de Sierra de Yeguas  destruida durante la Guerra Civil. A la derecha fotografía de la Humildad y  Paciencia de Cádiz.



La nueva talla que realizó Castillo Lastrucci, reemplazaba la anterior, pero el escultor sevillano no reproduce con fidelidad el simulacro primitivo, sino que lo versiona libremente, tomando de la inicial la postura sedente de Jesús sobre el rugoso risco y la robustez de sus miembros, instaurando su criterio personal a la hora de la expresión del Cristo, ya que ofrece un mayor abatimiento en la composición, de ahí que la cabeza caiga pesadamente, las piernas se relajen y el rostro refleje una aguda sensación de tristeza y al mismo tiempo que paz.






Dicha imagen se halla labrada en madera de cedro policromada, con una altura de 118 cm, y fue sometida a una restauración en el año 1997, y realizada por D. Antonio Ramos Notario (Echo que se comentara en otra entrada de este humilde Blog).





Indicar que un año antes de la ejecución de esta talla el imaginero sevillano realizo otra de hechura similar para Mairena del Alcor (Sevilla), que posteriormente fue muy remodelada por Sebastián Santos Rojas.