Pregón Semana Santa Sierra de Yeguas 2.007
Este pregón fue presentado por
la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno por su hermana D. Escolástica
Torres Solís, en la Parroquia Inmaculada Concepción de nuestra localidad, el
día 3 de Marzo de 2.007.
Buenas Noches.
Señor Diácono, Autoridades,
Hermanos y Hermanas Mayores de las Hermandades, Miembros de las Juntas de
Gobierno, cofrades, familia, amigos y amigas, serranos y serranas.
Cuando el Hermano Mayor de mi
Cofradía me propuso que realizara el pregón de nuestra Semana Santa, no pude
disimular mi sorpresa: me preguntaba porqué me habrían elegido, qué pensarían
que pudiera decir sobre nuestra Semana Santa.
Quizás no sea la persona más
adecuada para narrar con detalle la memoria y hechos históricos de nuestro
pueblo, de nuestra Semana Santa. Ni me distinga por esa vena poética, que como
he visto y oído, suelen demostrar algunos pregoneros y pregoneras. Ni tenga el
honor de participar de una forma más activa en nuestra Hermandad.
Pero a pesar de todo habían
pensado en mí. Y mientras me seguía preguntando el porqué, la idea empezaba a
ilusionarme.
Porque, pensándolo bien, si
soy mujer de Semana Santa. La “vivo” en todos los sentidos, en todos los
ámbitos y en todas sus dimensiones; no obstante he pasado aquí los cuarenta y
dos años que ha habido en mi vida. Como suelo comentarles a mis más allegados,
no concibo vivir estas fiestas fuera de mi pueblo. Mientras viva quiero estar
aquí, asistiendo a nuestros oficios, contemplando nuestras imágenes paseando
por las calles, vistiendo esta túnica morada todos los Viernes Santos.
Abro aquí un paréntesis, para
recordar aquellos/as paisanos y paisanas que por una u otra circunstancia no la
pueden compartir esta festividad físicamente con nosotros, aunque me imagino
que su corazón siempre está presente y también en el corazón de esta pregonera
que tiene familia fuera. Un recuerdo desde aquí para todos ellos.
Además, como sabéis, vengo de
una familia con unas profundas raíces religiosas y cofrades: mi abuelo Juan
Solís, mis padres: Antonio y Carmen, mis hermanos y hermana, mis tías y tíos,
mis primos y primas… Todas han trabajado de una u otra manera, con mucho
ahínco, tesón, cariño, para que nuestro sagrado titular saliera a la calle. Que
han vivido y viven esta fiesta con intensidad y me han inculcado este misterio
de la Vida, Pasión, Muerte y Gloria, que la Semana Santa viene a recordarnos.
De la historia de nuestra
Semana Santa sabré lo mismo que cualquiera de los que estáis aquí, y desde
luego, bastante menos que muchos de vosotros y vosotras.
Pero aquí estoy, con toda
humildad, intentando contar mi modesta experiencia, mis recuerdos cuando era
niña, mis vivencias y, sobre todo, mis sentimientos. Que significan para mi
estas fechas y como las vivo.
Agradecimientos.
Quiero agradecer a mi
Hermandad Nuestro Padre Jesús Nazareno la confianza depositada en mí para
realizar esta honorable tarea, la cual asumo con mucho cariño y que trataré de
cumplir de la mejor manera que sé.
Gracias a los mayores que han
contribuido y contribuyen a que podamos disfrutar de la popularmente conocida
como la Semana Santa Infantil, y a los niños y niñas que en ella participan,
esperando que cada día sean más, porque ahí está nuestro futuro.
Muchas gracias a la Banda
Corneta y Tambores Virgen de la Peña de Mijas por haberse prestado a realizar
este acto con su brillante intervención.
Y gracias sobre todo a
vosotros que, unidos por el deseo compartiendo de mantener y engrandecer
nuestras tradiciones, nos hemos congregado hoy aquí.
Y ahora, me vais a permitir
que os lea una carta que he escrito a una persona a la que le gustaría estar
presente en este acto y por la que estoy hoy aquí. Esa persona que me dio la
vida, y me enseñó a conocer y a querer a nuestra Semana Santa.
La Carta está fechada en Sierra
de Yeguas, al día de hoy. Dice así:
Querida mamá:
Después de tanto tiempo hoy me
pongo a escribirte por un motivo muy especial, del cual te sentirías muy
orgullosa, soy pregonera de nuestra Semana Santa.
Pregonar la Semana Santa
siempre es un honor y un halago que muy pocos tienen el placer de realizarlo y
quiero que seas tú la primera que sepas lo que voy a decir.
Tal vez te pregunte qué es
esto, en qué consiste, yo también lo hice cuando me lo propusieron, aunque
tenía idea de lo que trataba, pues he tenido el honor de ver y escuchar a mis
anteriores pregoneros y pregonera, siempre te surge la duda: qué es en realidad
un pregón, qué entendemos por pregonar. Busqué en el diccionario estas palabras
y entre los distintos significados que posee me quedo con estos:
“Pregón: discurso elogioso en
que se anuncia al público la celebración de una festividad y se le invita a
participar en ella”
“Pregonar: alabar en público
los hechos, virtudes o cualidades de una persona”
¡Qué maravilla, voy a tener el
placer de contar al público todos los hechos, virtudes o cualidades…., de
Nuestro señor Jesucristo!
¡Qué definiciones más
acertadas! Espero y deseo desde lo más profundo de mi corazón, que cuando lo
finalice haya conseguido acercarme a ellas.
Siempre me he preguntado
porqué esta festividad me une tanto a ti, ya que es una de las que menos
recuerdos guardo, o por lo menos eso creo, y la que más sentimientos me
embarga.
Sé porque te recuerdo tanto en
estas fechas. Vivimos nuestra última feria, acompañando a nuestro Patrón San
Bartolomé; hicimos nuestra procesión de la Fuensanta; ¡Qué calor pasamos aquel
8 de Septiembre por la mañana! Celebramos nuestra última Navidad todos juntos
en familia. Sin embargo no llegamos hacer nuestro último recorrido de Semana
Santa, aquel año en el que íbamos a pedirle a Nuestro Jesús que te curara. No
lo conseguimos, un mes antes te quiso llevar junto a Él.
Desde aquel momento pase de
vivir una Semana Santa de niña, en la que mis vivencias y recuerdos están como
imágenes sueltas y confusas entre realidades y sueños:
Una niña que comenzaba a vivirla
en la misma del Miércoles de Ceniza. Que el Viernes de Dolores iba a la iglesia
para felicitar a la Virgen y besarle la mano.
Qué estrenaba un vestido todos
los Domingos Ramos para ir a la celebración de la eucaristía en la que contaba
el coro.
Que iba a los quinarios de
Nuestro Padre Jesús Nazareno.
También recuerdo que asistía a
los oficios del Jueves Santo, misa que siempre me ha impresionado y me ha
gustado.
Pero a todo ello iba y lo
hacía, porque tú me lo pedias.
Desde Pequeña esperaba ansiosa
la mañana de Jesús para vestirme de esta Nuestra Hermandad. Recuerdo que esa
noche del Jueves Santo siempre me era muy difícil conciliar el sueño, y una vez
te acompañé a velar al señor, cosa que tú hacías todos los años; te pregunté
porqué estaban allí todas aquellas mujeres esa noche en la Iglesia, y me
contestasteis: para acompañar a Jesús que lo habían hecho preso y no debía
quedarse sólo.
En la procesión, con mi
Hermandad, iba como todas las niñas de mi edad, con el capirote quitado la
mayor parte del tiempo, porque hacia mucho calor en la fila, y estaba deseando
pasar por el quiosco para comprarme mi primer helado de la primavera. Recuerdo
cómo aquellos ojos de niña, se quedaban perplejos al ver y oír los desfiles y
bandas de música; cómo, sin saber porqué, me estremecía al escuchar a mis
mayores cantar esas saetas en las que iban tantos sentimientos.
Recuerdo también como, en
estas fechas, preparabas la casa, la ropa, las túnicas, recuerdo el exquisito
olor de tus magdalenas, ….las riquísimas tortillas de bacalao… Las vigilias,
esos Viernes de Cuaresma, que bajo ningún motivo se podía comer carne.
Todo cambió.
Pero me dejaste muchas
enseñanzas, la base y el cimiento de la fe con la que vivo hoy, que es fruto del
todo lo que compartí contigo.
Desde aquel momento pase de vivir
la Semana Santa cómo niña a vivirla como
mujer y comenzar a entender lo que es llevar la cruz.
Una cruz no es agradable;
nadie la busca. Pero una cruz es lo que llevamos todos; cada uno la suya; hecha
a medida aunque, a veces, nos parece exagerada, tanto que decimos: ¡Ya está
bien!¡Es insoportable!
La cruz llega cuando menos lo
pensamos, cuando menos lo esperamos. La Cruz llega.
Por eso hoy os pido que nos
situemos con vuestra cruz ante Él, que nos ha dado ejemplo de cómo llevarla en
nuestro caminar.
Pasión, Muerte y Resurrección.
El pueblo serrano se prepara
en estas fechas para conmemorar el acontecimiento más grande que haya dado y
pueda dar la historia: La Pasión, Muerte y Resurrección de JESÚS.
Después de 2.000 años, Sierra
de Yeguas recuerda esos hechos:
Domingo de Ramos.
Hermoso nombre para un
acontecimiento no menos hermoso: La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén a
lomos de un borrico. Para la ocasión ponemos el mejor adorno que tenemos a
mano: ramos de olivo de nuestros campos, todo un símbolo de bienes y riquezas para
agasajar con alegría al creador de todas las cosas.
La lectura de las palmas
anticipa en este domingo, llamado Pascua florido, el triunfo de la
resurrección; mientras que la lectura de la pasión nos invita a entrar
conscientemente en la Semana Santa de la Pasión Gloriosa y Amorosa de Cristo el
Señor.
Sobre las seis de la tarde,
para revivir este acontecimiento, sale de nuestro templo NUESTRO PADRE JESUS DE
LA BONDAD. “El que viene en nombre del Señor” va a recorrer nuestras calles a
lomos de un borrico derramando alegría y haciendo las delicias de todos los
serranos grandes y de una forma muy especial, de los pequeños y pequeñas, que
lo acompañan con sus palmas. Lectura de esta imagen:
Jesucristo que es Dios se
contenta con un borrico por trono. Nosotros que no somos nada, nos mostramos a
menudo vanidosos y soberbios.
El entusiasmo de las gentes,
no suele ser duradero. Pocos días después, los que lo habían acogido con vivas,
pedirán a gritos su muerte. Y nosotros ¿no dejaremos llevar por ese entusiasmo
pasajero?
Martes y Miércoles Santo.
Sobre las once de la noche
recorre nuestras calles, lo que popularmente conocemos por la procesión de las
mujeres y de los hombres respectivamente; las noches del silencio, del silencio
que grita a oscuras, portando la cruz, el vía crucis de los días santos.
Jueves Santo.
¿Cómo celebramos este día?
Siguiendo la petición de
Jesús:”haced esto en memoria mía”, se renueva la Cena del Señor. Esta Misa, que
es algo especial, contiene “El lavado de los pies” a miembros de la comunidad,
gesto de humildad, que realizo Jesús.
Él mostró su amor a Dios
Padre, amándonos a nosotros, compartiendo todo, hasta su persona. Dijo:
“Nadie ama tanto como el que
da la vida por aquellos que ama”. Y esto lo selló con su muerte en la Cruz.
Como memoria de estos hechos
esa tarde del Jueves Santo salen en procesión por nuestro pueblo:
NUESTRO PADRE JESÚS DE LA
HUMILDAD
Nuestro Jesús se presenta como
un hombre entregado a la realización de la obra del Padre: salvar al hombre.
Porque han sido nuestro pecados la causa del inmenso dolor que abate sobre su
alma y su cuerpo. Mostrando sus limitaciones y debilidades, obró de acuerdo con
ellas y siguió con la misión que había venido a cumplir.
¡Qué olvidada tenemos esta
virtud cristiana!, tan mal conocida, tan ignorada y tan deformada, como es la
Humildad.
Jesús es un símbolo de ello, y
nosotros nos sentimos orgullosos que recorra las calles de nuestro pueblo, para
recordarnos esta virtud y valoremos profundamente su importancia, que luchemos
por conquistarla y por vivirla rectamente. Solamente Jesucristo puede
enseñarnos a ser humildes.
Humildes de corazón nos quiere
el Señor, con aquella Humildad que nace del él y da fruto en las obras.
Seguidamente salen Nuestro
titulares
SANTISIMO CRISTO DE LA
VERACRUZ Y MARIA SANTISIMA DE LA ESPERANZA
María por ser madre del
Redentor y por voluntad del Padre, se convierte en fuente de esperanza para
nosotros; así lo proclamamos cuando recitamos la Salve; vida, dulzura y
ESPERANZA NUESTRA. En ella depositamos nuestra Esperanza de Salvación en medio
de las dificultades de la vida.
Cuantas veces, Virgen de la
Esperanza, pensarías que la profecía del Calvario sólo era un sueño que no
llegaría nunca. ¡Tú que como todas las madres,, te pasaste tu vida cuidándolo
con toda tu alma, ahora tenías que verlo en la Cruz sin poder hacer
absolutamente nada!
Viernes Santo.
Asistimos a los últimos
momentos de un condenado a muerte: El
Hijo de Dios. El suplicio: una Cruz. ¿Qué delito se le achaca? Los
delitos de todos los hombres juntos. Va a la muerte en nuestro lugar.
Vienes Santo por la mañana,
realizan el recorrido procesional.
NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO Y
NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES.
Al despuntar el amanecer, con
los primeros sones, casi coincidiendo con la hora en que Jesús fue condenado a
muerte, las dos hermandades se encaminan a escuchar el sermón de Jesús en el
que rememoramos los últimos momentos de su pasión.
Nuestro Padre Jesús Nazareno,
imagen entrañable y absolutamente significativa de todas las Semanas Santas de
la tierra. Nuestro “Señor con la cruz a cuesta”. Acompañándolo va su madre, la
Virgen de los Dolores, fiel, solemne y majestuosa como una madre, la madre de
todos, la madre de los hijos dispersos que ella reúne junto a la Cruz de su
Hijo. Pidámosle en este día, que nos preste su amor y su fortaleza, para que
también nosotros sepamos acompañar a Jesús.
Madre mía que tu amor me ate a
la Cruz de tu Hijo: que no me falte la Fe, ni la valentía, ni la audacia, para
cumplir la voluntad de nuestro Señor.
Durante este recorrido,
nuestro pueblo tiene una manera muy especial de evocar la cuarta estación
del vía crucis, donde coinciden frente a
frente, en la calle la Cruz, Jesús con su Madre.
¿Qué pensarían en aquel
momento la Madre y el Hijo? ¿Qué se dirían?
Todo, menos volverse atrás de
la misión confiada por el Padre, que Cristo había venido a cumplir, y de la
misión corredentora de María que ya había aceptado desde el momento de la
Encarnación.
Seguro que se animaron
mutuamente a seguir sufriendo para salvarnos.
El Viernes Santo no hay
celebración eucarística, pero después del acto litúrgico que celebramos por la
tarde, en el que conmemoramos la pasión y la muerte de Cristo. Sacamos en
procesión:
EL SANTO ENTIERRO DE CRISTO Y
MARIA SANTISIMA DE LA SOLEDAD.
Salen de nuestro Templo en la
oscuridad y el silencio de la noche, acompañados por damas de riguroso luto,
como iría la Virgen después de la muerte de su Hijo Divino.
La solemnidad de este cortejo,
siempre estremece a quienes lo contemplamos esa noche, haciendo que la pena
agarrote el corazón de todos los que les llevamos dentro.
La Virgen de la Soledad va
detrás de su Hijo muerto, Con su Cruz desnuda, cubierta por un sudario blanco
ondeando al viento como paloma que vuela al cielo; sus manos abiertas pide una
explicación pero nadie puede consolarla, nadie, en esos momentos.
Sábado Santo.
Es un día de luto inmenso, de
silencio y de espera vigilante de la Resurrección. La Iglesia en particular
recuerda el dolor, la soledad y la Esperanza de la Virgen María. Lo que los
discípulos habían olvidado, María lo conservaba en el corazón: La profecía de
la Resurrección al tercer día. Y María esperó.
Al tercer día resucitó. Esta
es la piedra angular, base de nuestra fe cristiana. El Señor de la vida había
muerto, pero ahora vive y triunfa.
Domingo de Resurrección.
El broche de oro.
Hacemos la procesión del
Resucitado, culminación triunfal de nuestra Historia y de todos los pregones
del mundo.
En la Misa Pascual del Domingo
resurrección los serranos y serranas celebramos que el hombre jamás puede
perder la esperanza en la victoria del bien sobre el mal.
Y para ello salimos todos
juntos a celebrarlo con nuestras hermandades.
En nuestro pueblo hay una
actividad frenética, de júbilo, como se merece este acontecimiento. Las calles
son un hervidero de gente que va y viene, pera de una emoción incontenible.
La Semana Santa en la Calle.
Las procesiones deben de ser,
para quienes formamos parte de ellas, manifestaciones de fe y acto penitencial
y, para todos, una invitación a la oración.
Contemplar las procesiones por
nuestras calles nos ayuda a comprender los límites entre lo laico y lo
religioso con más seriedad, y a conocer las profundas raíces de nuestra
cultura.
Falta unos días para que
volvamos a vivir esos momentos con los que sueña todo el año un serrano y una
serrana, esas situaciones que queremos ver repetidas cada año, esos momentos
que calificamos de irrepetibles pero que, en la más bonita de las incongruencias,
se vuelven a dar al año siguiente.
Yo poseo en mi memoria muchos
de esos momentos, pero quiero compartir con vosotros uno de ellos:
La Salida de Nuestro Padre
Jesús Nazareno.
Como se suele decir, es casi
imposible describir con palabras lo que una siente; la tristeza y alegría me ahoga,
cuando sin poder quitar mi mirada de su rostro lo veo solo a Él acercándose a mí
y, de fondo, un cielo azul que en aquella mañana, me parece más azul y más
bello que nunca, y en su rostro contemplo como nos da las GRACIAS a todos los
que allí nos encontramos por ayudarle a llevar su Cruz, precisamente a Él, y,
muy ceca, escucho:
Miralo ya va saliendo
El mejor de los “nacios”
Una calle en Sierra de Yeguas.
Entre rezos y suspiros
largas trompetas de plata.
Túnica de seda,
cirios en hormigueos de estrellas,
festonean el camino
el azahar y el incienso
embriaga los sentidos
ventana que da a la noche,
se ilumina de improviso,
y en ella un voz, saeta,
canta o llora que
es lo mismo.
Míralo, ya va
Saliendo el mejor
De los “nacios”
canto llano
Sentimiento que sin guitarra
se canta.
Maravilla que por acompañamiento
tiene la Semana Santa en
Sierra de Yeguas.
Cantar de nuestro cantares
Llantos de oración y
Cantar salmo y trigo
Entre efluvios de azahares
Tan divinos, y a la
Par tan humanos.
Canción del pueblo serrano,
De cómo las golondrinas
Le quitaban las espinas,
Al Jesús de los serranos.
(Antonio Torres Ramos)
Sin olvidarnos nunca que la
Semana Santa es, en primer lugar, una manifestación religiosa en la cual
celebramos, ante los ojos de nuestra FE, la Pasión, Muerte y Resurrección de
Jesucristo, Hijo de Dios. Y por ello os invito a que participéis en los oficios
litúrgicos.
Como cofrade, participo y
comparto la actuación de las Hermandades, los desfiles procesionales, los pasos
de Nuestro Titulares rodeadas de luces y flores, porque no sólo son
manifestación pública de sentimientos religiosos, sino por el valor que tienen
esas miradas de niños y niñas cuando los ven; esa oración que salen de los
labios de los ancianos, esa explosión de arte, de fervor, de belleza, de amor,
ese pellizco en nuestras gargantas y esas lágrimas que brotan de nuestros ojos
cuando Nuestras Sagradas Imágenes asoman a la Puerta de nuestro templo.
En definitiva estamos con Él,
con Cristo, quien entregó su vida por intentar nuestra salvación, quien simple
y llanamente, lo dio todo por nosotros. Si Dios quiere que sus hijos lo adoren, y
nosotros lo hacemos, qué ha de importar la forma. Y quién si no guió la propia
mano de quienes esculpieron nuestras venerables figuras que son adoradas no
solo en nuestra iglesia sino, también, cuando pasan por nuestras calles.
En este pueblo mío ahí mucho
Arte. Arte a la hora de vestir las imágenes, a la hora de colocarlas en los
pasos, de decorarlos con velas y flores. Arte a la hora de sacarlos, de
llevarlos, de mecerlos. Arte a la hora de perfumarlos, de mimarlos, de tocarles
una marcha, y sobre todo, como no, Arte a la hora de rezarle cantando, una
saeta.
SAETA
DE ANTONIO SOLIS
Por esa expresión tan serena
Nazareno te pusieron,
Eres mi vida y mi luz,
Por eso te rezo cantando,
Pare
mío de Jesús.
Así pues, Señor, Yo creo en la
fe del cofrade, en la fe de todos y cada uno de los hermanos y hermanas que
formamos nuestras hermandades: la de la Pollinica, la de la Humildad, del
Cristo, la de Jesús Nazareno, de las Dolores, la del Santo Entierro; creo en la
fe del saetero, en la fe del músico, en la fe de este pueblo de Sierra de
yeguas que se echa a la calle para demostrar que estamos contigo, aunque al
otro día, sin saber porqué, te volvamos a crucificar, que creemos en Ti y en tu
Divina Gracia.
Estos días queremos ser todos
un poco mejores y reconocemos nuestros pecados y queremos que nos perdones y
nos veas como lo que realmente somos, tus hijos e hijas con nuestro defectos y
virtudes, porque sabemos, que os guías y no apoyas aunque no lo reconozcamos, pasemos
a tu lado y no te veamos, porque vamos demasiado deprisa y pensemos en todo,
menos en Ti.
Semana Santa en la
Iglesia, Semana Santa en la calle,
Semana Santa en el interior de cada uno de nosotros, tres dimensiones paralelas
e inseparables del buen cofrade serrano.
Bueno mamá va siendo hora de
despedirse, debo ir acabando pues no quiero abusar de la paciencia y la
exquisita atención de todos/as aquellos/as que me están escuchando.
Gracias a papá y a ti por
haberme educado en esta fe cristiana y enseñarme a vivir nuestras tradiciones.
Espero y deseo, que con la ayuda de Nuestro Señor Jesucristo, mi marido y yo
sepamos igualmente transmitírsela a nuestras hijas.
Siempre seguiremos haciendo
nuestro recorrido juntas.
Termino, pues, aquí el pregón
oficial de Semana Santa, Y como canta nuestro párroco los domingos para
despedirnos: la misa no termina aquí en la Iglesia ahora la empezamos a vivir….
Os quiero decir lo mismo:
ahora empezamos a vivir el verdadero pregón: el pregón de la calle, el pregón
que damos con nuestra asistencia a los cultos, con la presencia en las
procesiones, con el trabajo en las Hermandades. El pregón que da nuestro
pueblo, acercándose cada vez más a Jesús y a María.
Ese es
y, debe ser, nuestro verdadero Pregón.
Así
sea.
Muchas
gracias.
Presentación del Cartel
A continuación vamos a
realizar la presentación del Cartel de la Semana Santa del 2.007. Con él, la
Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno os invita:
A vivir nuestra Semana Santa:
Con alegría e ilusión
Con Bondad,
Con Humildad
Con Esperanza
Con Dolor,
Con Soledad,
Y como buen cristiano y
cofrade, con mucha FE.