Pregón Semana Santa Sierra de Yeguas 2.002
Este pregón fue organizado y
presentado por la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Bondad a su Entrada
Triunfal en Jerusalén, y el encargado de hacerlo fue un hermano cofrade de esta
hermandad, D. Manuel Martínez Gutiérrez, en la Parroquia Inmaculada Concepción
de nuestra localidad, el día 23 de Febrero de 2.002.
Pregón de la Semana Santa
Serrana. Reverendo, queridos amigos, excelentísimas autoridades locales,
entusiastas hermanos de las distintas cofradías, señoras y señores; ante todos,
brevemente, quiero exponer y exaltar la grandeza de la Semana Santa Serrana.
Preámbulo
Para vosotros, amigos, mis
primeras palabras. Ha pasado ya algún tiempo desde que perdí el contacto vivo
con la vida de éste pueblo. Sólo unas breves visitas han podido llenar este
inevitable distanciamiento. Permitidme, no obstante, hoy, un íntimo y muy
directo acercamiento a vosotros.
Para quien no me conozca:
Nací en Málaga, justo al lado
del Santuario de la Virgen de la Victoria, un día de San Valentín del año 46.
No tengo ascendiente alguno en Sierra de Yeguas. Ni siquiera, a pesar de lo que
se ha dicho tantas veces, el prácticamente D. Antonio Gallego muy vinculado a
este pueblo por sus buenas obras, era mi abuelo sino de mi esposa.
Vinimos a Sierra de Yeguas de
las manos del Abuelo Antonio y de Miguel González, hijo del Capitán, después de
recibir el acta de las graves operaciones que le practicaron en Málaga. Desde
entonces, la tranquilidad de esta tierra, la hospitalidad y el encanto de sus
gentes, nos embriagaron tanto a mi como a mi esposa que adquirimos una asa,
como ya todos sabéis, en la calle Padre Granel, donde han crecido nuestros
cuatro hijos, por descontado, hermanos fundadores de la Hermandad del Cristo de
la Bondad.
Vuelvo a vosotros para,
sencillamente, ocupar el puesto que siempre tuve; el de un auténtico serrano de
adopción, enamorado como el que más de esta tierra singular. Igual que siempre,
si, pues habéis de saber, que en este tiempo, no he dejado de pensar en tanta
vivencia y tanta vida como he dejado aquí. Y es que el que no lo haya sufrido,
no podrá saber nunca de la hondura de esta ausencia que tan bien manifiesta en
este cantar popular.
Nunca supe lo mucho
Que la quiera
Hasta que dio la hora
De la partida
Porque se ignora
El valor de los bienes
Mientras se gozan.
Que alegre, pues, me encuentro
de nuevo entre vosotros y cómo os agradeceré siempre la invitación que me hizo
Dª María Teresa García, Hermana Mayor de la Hermandad del Cristo de la Bondad.
Una sola sombra de tristeza empaña mi alma en estos instantes, la no presencia
de algunos hermanos a los que me vinculaba una entrañable amistad. Por citar
algunos; Pepe Montenegro, hermano de las
Dolores, Antonio Ruz Martin, hermano de Jesús, ambos estrecho colaboradores de
la Hermandad del Cristo de la Bondad, Domingo Pérez Sánchez, hermano de Jesús;
Pepe Torres Solero, hermano de las Dolores; Antonio y Fernando Benítez, ambos,
hermanos del Santo Entierro entre otros. También mí querido padre quien, en los
momentos difíciles me alentaba en mis deberes de Hermano Mayor de la Hermandad.
Quiera el Señor, por su Bondad, concederles, si como espero los tienes entre
sus elegidos, ver el devoto recuerdo cofrade que les ofrecemos.
Cumplidos tan elementales
deberes de recuerdos y sentida cortesía, llevemos a cabo la misión que con
tanta benevolencia y dignidad me habéis encomendado.
Significado
del Pregón
He de dirigir un Pregón sobre
la Semana Santa de Sierra de Yeguas. Es
decir, he de publicar en voz alta esa esencia secular que se esconde en el alma
de todos. Mi voz se ha de alzar, pues, como clarín convocador que prepare la
mente y los corazones divulgando a los cuatro vientos el dolorido sentir de
Sierra de Yegua en los días ya bien cercanos de su Semana Santa. Lástima que
tan noble empresa no cuente este año con mejor pregonero.
Contenido
Si todo pregón, ha de ser una
síntesis audaz de loa más hondo de nuestro sentir en estas fechas, para que
ello sea recordado por unos y adivinados por otros, ¿Qué contenido he de dar yo
a mi pregón? Solo he de afirmar a este respecto que puesto que el Pregón debe
de ser de la Semana Santa de Sierra de Yeguas a ella sola consagraré mis torpes
palabras sin salirme d este tema tan querido, deseando que la nobleza sagrada
de la materia y mi buena intención, en autentico acto de servicio, salven la
pobreza de mi oración.
Nacimiento
de una Hermandad
Título
del Pregonero
Es muy difícil, casi imposible
diría yo, acercarse desde una perspectiva literaria a la Semana Santa Serrana.
Son tantas las facetas que se nos presenta, (múltiples planos, vértices,
aristas y caras de su poliédrico semblante) que es difícil reducir a unidad lo
que por sutil y delicado se escapa a todo comentario.
Dispuesto, no obstante a
encerrar en flexible armadura el contenido de mi pregón cofradiero, si hui era
que ponerle título, sin duda éste sería: PREGON SOBRE EL NACIMIENTO DE UNA
HERMANDAD.
Meditación
Desde que vi por primera vez
la Semana Santa Serrana noté que algo le faltaba, algo que la completara. Pero
no fue hasta el siguiente año, paseando por la Plaza un Domingo de Ramos,
observando a los niños que jugaban y compraban chucherías en el quiosco de
Tolico cuando pensé.
¡Que distinto éste Domingo de
Ramos al de mi niñez! Con zapatos nuevos cada año me dirigía a la calle Larios
para vivir, casi ensimismado, la Procesión de la Pollinica Malagueña. En mi
memoria, se dibuja con tanta claridad la cruz de guía, los penitentes con sus
palmas, bastones, estandartes, la banda de cornetas y tambores, el cura, los
monaguillos envueltos en incienso y, sobre todo, el soberbio trono donde se
alzaba majestuoso Jesucristo montado en la pollinica y ese sonido a campana que
mandaba cuando el trono debía parar o andar.
Entonces fue cuando me aseguré
de que lo que completaría la Semana Santa Serrana sería un Domingo de Ramos y
qué mejor que con una Pollinica, puesto que también los niños serranos tenían
derecho a esa ilusión como los tienen los de otras ciudades.
Propuesta
y hallazgo
Por aquel entonces, en casa de
Pepe Rubillo nos reuníamos unos cuantos amigos, El niño Mariano, Juan José,
Francisco Torres, Pepito, Ignacio entre otros, amantes de todas las tradiciones
populares de nuestro pueblo.
Nuestra conversación merodeaba
siempre el mapa de nuestras tradiciones más entrañables. Cierto día comenté que
por qué no formábamos la Hermandad de la Pollinica. Desde entonces, ello se
constituyó en el proyecto más acuciante.
Hasta que un buen día el amigo
Pepe Fernández, que venía de Sevilla, nos dijo que había una pollinica en
Alcalá de Guadaira y que la hermandad propietaria nos la podría ceder para
procesianarla en Sierra de Yeguas. Nos advirtió, que le habida dicho, que
estaba en muy mal estado por el incendio que había sufrido, y que posiblemente
no aguantaría el traslado.
Primer
viaje a Alcalá
Toma
de Contacto.
Se estudió la propuesta y, a
la semana siguiente, estábamos citado Pepe Fernández y yo en Alcalá de Guadaira
con él objeto de entrevistarnos con miembros de la Junta Gobierno de la
Hermandad y conocer así el estado en que se encontraba el Cristo.
Tuvimos una acogida de lo más
cordial por parte de la Junta de Gobierno que nos explicó todos los pormenores
sobre la Imagen y su accidente.
Posteriormente, nos llevaron a
un almacén donde se guardaba el Cristo de la Bondad. Por una simple inspección
ocular, observamos el estado lamentable en que se encontraba la Imagen. Parte
de la cabeza, la espalda, el manto y partes trasera superior del pollino
totalmente calcinados. Este, casi no se sostenía en píe; tenia algunas patas
rotas. Para mí fue una desagradable y desilusionante visión.
No obstante, estuve
detalladamente inspeccionando los desperfectos, mientras Pepe hablaba con los
miembros de la hermandad y, pasado un buen rato, le llamé y le dije: “Pepe, la
borriquita nos la llevamos para Sierra de Yeguas. Vamos a pedirle a la Junta
que comuniquen al Cabildo de su Hermandad nuestra petición y el compromiso de
procesionar la imagen este año en Sierra de Yeguas. Si la respuesta es
afirmativa cuanto antes nos la llevamos” y así fue.
Traslado
de la Imagen a Sierra de Yeguas
Unas semanas más tarde,
después del trabajo, un frio día de invierno, en una furgoneta, salíamos de
Málaga, mi cuñado Paco Santana y yo con destino a Alcalá de Guadaira para
recoger la imagen del Cristo.
Llegamos al destino ya entrada
la noche. Nos esperaban varis miembros de la Hermandad que nos recibieron con
una cordialidad y agrado difícil de olvidar. Hablamos sobre los documentos de
la imagen y asuntos de hermandad. Después se cargó la Imagen y nos despedimos de
todos con sumo agrado.
Pusimos rumbo hacia Sierra de
Yeguas. La noche era muy fría. El coche tenía la calefacción estropeada y, para
colmo, la capa presentaba fisuras por donde entraba un helor que nos obligó a
detenernos varias veces. Llegamos de madrugada a Sierra de yeguas. Aquí nos
esperaban en su casa Pepe Arias y su esposa Mari Luz Álvarez que nos cedieron
un almacén donde guardad y restaurar la imagen.
La
Restauración
Durante más de dos meses, día
a día, estuve restaurando el Cristo, con la valiosa colaboración de Niño
Mariana que reforzó la peana y las patas del asno.
También construyó la Cruz gua
a partir de unos diseños que yo elaboré.
Pepe Fernández y su esposa
Auxiliadoras Álvarez, esperaban ansiosos los fines de semana en Sevilla para
echar una mano en la restauración; fue su colaboración sin duda, muy valiosa.
Se iniciaron los trabajos con
la limpieza y retirada de todo el material calcinado de la imagen que, una vez
analizado su estado, se rellenó con material adecuado para su posterior impermeabilización
y policromado con pan de oro.
Todos estos trabajos se
realizaron con un escrupuloso y riguroso criterio a fin de restablecer el
estado original de la imagen antes del incendio.
Constitución
de la Hermandad
En el poco tiempo que nos
dejaba la restauración, Pepe Fernández, Antonio Mariano y yo invitamos a todas
las hermandades del pueblo a una reunión.
Se celebró en la planta alta
del bar de Frasquito Juan Ramón. En ella expusimos la intención de crear una
hermandad para procesionar los Domingos de Ramos al Santísimo Cristo de la
Bondad en su Entrada Triunfal en Jerusalén, el cual estábamos restaurando a tal
efecto.
El señor párroco y las
hermandades se mostraron muy animados con la idea y nos facilitaron sus ayudas
para que esto se llevara a cabo.
Posteriormente, se eligió la
Junta de Gobierno de la Hermandad en la que los cargos quedaron de la siguiente
forma: Director Espiritual, el señor Párroco, Hermano Mayor, D. Manuel Martínez,
Teniente Hno. Mayor, D. José Fernández. Los demás cargos recayeron entre
miembros de las juntas de gobierno de las demás hermandades.
Nuestras esposas, junto a las
demás mujeres, organizaron todo lo correspondiente a túnicas, capirotes,
estandarte, etc..
Traslado
de la Imagen a la Iglesia.
Terminado la restauración de
la Imagen, los preparativos de la organización de la Hermandad y la adaptación
de la Capilla, se cursaron invitaciones a las autoridades locales, Juntas de
Gobiernos de la demás Hermandades, Junta de Gobierno dela Hermandad de Alcalá
de Guadaira y se invitó al pueblo en general.
El traslado del Santísimo
Cristo de la Bondad se realizó en una sanda portada por improvisados hombres de
trono que se dirigió desde la puerta de la cochera de Pepe Arias, en la calle
Iglesia, hacia la plaza de la Andalucía, entrando a la iglesia de la Concepción
por la puerta más cercana a la vivienda del señor cura. Para ser depositado, en
la capilla de Nuestro Padre Jesús, hasta su salida triunfal del Domingo de
Ramos.
Quiero aclarar que la única
capilla que entonces quedaba libre en la iglesia era la que hoy ocupa el Cristo
de la Bondad. No obstante, a pesar del conocido interés mostrado por la
Hermandad de Jesús por ocupar el lugar asignado para nosotros por el párroco D.
Enrique, debido a su antigüedad y al respeto que nos impone esta hermandad, les
ofrecimos la posibilidad de cambiarse de sitio, coas que provisionalmente
aceptaron hasta tanto consultaban con todos los hermanos el nuevo sitio que
posteriormente desestimaron. Ubicándose las distintas imágenes en los lugares que
actualmente se encuentran.
Primera
Salida del Templo.
Escuchamos el chirrido del
cerrojo de la gran puerta de madera del lateral de la Iglesia. Estábamos
nerviosos pero seguros por la confianza del deber cumplido seguros de que no
podíamos fallar: Era el Domingo de Ramos de 1.985.
Por primera vez, se escuchó el
toque de atención de la gran campana anunciando a los hombres de trono que los
próximos toques serian la Primera Levantada del Trono del Santísimo Cristo de
la bondad. Sonó y el Cristo llego a los cielos, y el trono mandado por la
campana marinara y a los sonidos del Himno Nacional, surcó la puerta dispuesto
a navegar, como si de un buque se tratara, por las calles serranas.
Mecedlo,
por Dios, mecedlo,
y
páralo en este rincón,
dejame
que yo le pía,
su
Gracia y su bendición,
que
estoy solito en la vía.
Agradecimiento
He basado mi Pregón en un
ligero resumen del nacimiento de mi Hermandad que, por mis vivencias, quizás
soy de los pocos que pueden contarlo hoy, con mayor veracidad y exactitud por
las distitnas vicisitudes que ha atravesado la misma.
Desde hace algún tiempo he
tenido muchas ganas de explicar al pueblo el cómo, cuándo, y por qué de esta
Hermandad y ahsta ahora no he tenido ocasión de poderlo hacer. Por eso, agradezco a todos vosotros el haberme brindado ésta
oportunidad.
No obstante no quiero terminar
sin un recuerdo a las demás hermandades serranas.
De los
Serranos.
El alma del pueblo se
manifiesta singularmente en sus fiestas. La Semana Santa, fiesta barroca y
andaluza pro excelencia, convierte a Sierra de Yeguas en un gran escenario en
que todo un pueblo rememora los momentos de la Pasión. Entre la luz de la cera,
los destellos del oro y la plata y el perfume del incienso, los tronos
procesionales, verdaderos retablos que caminan, constituyen un espectáculo
difícil de olvidad.
Puede que nuestra Semana Santa
no sea tan famosa como la de Sevilla, ni tampoco tan grande como la de Málaga,
ni tan mística como las de Valladolid o Soria, pero si podemos decir que una de
las que tiene más participación popular y cofrade es la nuestra, nuestra Semana
Santa Serrana.
El serrano, por coincidir con
sus creencias y afectos, se entrega de lleno con alma y vida a su hermandad,
que constituye en él una segunda naturaleza. Esto parece olvidarlo los que sólo
ven en la Semana Santa Serrana un motivo de jaraneria y diversión. Que saben
ellos de la honda emoción de unos padres que, apenas nacido el hijo, junto a
las aguas bautismales, lo inscriben en la hermandad que le acompañará desde
entonces hasta más allá de la muerte por los sufragios de sus hermanos o sus
cofrades.
Cómo también ignorar el hondo
placer que experimenta cuando apenas sabe andar el pequeñuelo y ya lo visten
triunfalmente de “nazarenito”, pues saben que a Jesús no puede disgustarle
verse rodeados de sus preferidos en la hora decisiva del dolor. A veces el
pequeño sucumbirá en su auténtica estacón de penitencia, aunque no le faltará a
él como al Maestro, el cirineo paternal o maternal que seguirá portando bien en
alto, con santo orgullo, el hijo vestido con el hábito nazareno.
De las
Hermandades.
La primera Hermandad del año
que saluda a todos los serranos es la del Santísimo Cristo de la Bondad, que si
no es por su valor en talla o imaginería, si posee una gran belleza que
encariñan a todos nuestros niños.
Toito
el mundo ha pregonao,
que
eres tú el más bonito,
el del
color bronceao,
gitano,
puro y bendito
por
tós los cuatro costaos.
Que decir de Antonio Castillo
Lastrucci, al que sólo un Ángel del Señor pudo inspirar en 1.942 la figura del Santísimo
Cristo de la Humildad, plena de dolor contenido en la resignada expresión del
noble rostro de Jesús apoyado por esa divina mano.
En 1.938 tallaba Castillo
Lastrucci, esa impresionante imagen del Santísimo Cristo de la VeraCruz. ¡Ay si
le fuera dado a tan genial autor contemplarla hoy en cualquiera de esos
momentos cumbres de la madrugada del Jueves Santo! en que hace estación
acompañado de su Madre que tallara el mismo imaginero, ¿Qué pueblo del mundo,
más que el serrano, ha sabido consolar mejor la tristeza y amarguras de María
Santísima de la Esperanza, derrotada en su dolor pero paseando triunfalmente
como Reina?
La figura que imaginó y
realizo el colosal imaginero Navas Parejo en el año 1.940 de Nuestro Padre
Jesús Nazareno que sube cansinamente el Calvario de la redención, su paso es
corto y angustioso; sus manos se abrazan con ansiedad a la pesada Cruz que
sobre su débil hombros gravita; la espalda, cintura y pierna se derrumban
frágilmente por un peso superior a sus fuerzas. Más no importa, caerá quizás
bajo el pesado madero, pero se levantará hasta consumar el sacrificio, su cara
revela que rematará la obra, que llegará hasta el fin; ello solo evidencia que
es Dios.
Y no digamos nada de la salida
de Nuestra Señora de los Dolores cuando la Señora se asoma para recibir los
primeros besos de un Sol primaveral y muestras más fervientes de la devoción
serrana. Tan difícil como contener en la playa a una multitud apiñada, era
sacar el trono de la Virgen a través de la angosta puerta; más nunca dudaremos
del milagro ya que si el mayordomo de trono no hubiera sido capaz de
realizarlo, seguramente que los ángeles del cielo, conmovidos, hieran hecho
transponer la puerta al trono de la Madre de Cristo para que contemplara el radiante
júbilo delos serranos al saludar a su Virgen. Las magistrales gubias
valencianas tallaron la Imagen de la Virgen de los Dolores en el año 1.941.
Contémplese de cerca la divina
imagen de María Santísima de la Soledad. Su rostro, que no puede ser más
hermoso, lo vio seguramente Antonio Castillo Lastrucci en 1.942, en algún
transporte místico. Qué pureza de línea, qué serenidad de facciones qué belleza
sobre humana, qué amable mansedumbre, qué gozoso sufrir, permítame la expresión
paradójica, que gozoso sufrir.
¡Pero hay otros momentos! Esa
entrada de la Hermandad del Santo Entierro de Cristo en la Iglesia; la belleza
singular de la Imagen que en 1.942 tallara Castillo Lastrucci del Cristo
Yacente, se acrecienta e impulsa a quien lo admira en tal momento a pedir a la
Virgen de la Soledad, que detenga el curso de los astros y mantenga, no el Sol
para la batalla, sino la Luna que asoma curiosa tras los muros exteriores de la
Iglesia y que, en trance de ser pronto, quisieran los asistentes que cubriera
eternamente con su manto de luz y plata aquel lugar donde finaliza cada año la
augusta majestad religiosa y estética de las procesiones de la Semana Santa
Serrana.
He llegado al final de mi
Pregón. Durante él, he querido trasmitir, a los presentes y ausentes, el
conocimiento de una gran verdad; la grandeza de la Semana Santa Serrana.
Me doy por satisfecho, si
todos habéis descubierto el cariño puesto por mí en esta breve y humilde
exposición.
Muchas
Gracias.