lunes, 25 de febrero de 2002

Pregón Semana Santa Sierra de Yeguas 2.002



Pregón Semana Santa Sierra de Yeguas 2.002

Este pregón fue organizado y presentado por la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Bondad a su Entrada Triunfal en Jerusalén, y el encargado de hacerlo fue un hermano cofrade de esta hermandad, D. Manuel Martínez Gutiérrez, en la Parroquia Inmaculada Concepción de nuestra localidad, el día 23 de Febrero de 2.002.

Pregón de la Semana Santa Serrana. Reverendo, queridos amigos, excelentísimas autoridades locales, entusiastas hermanos de las distintas cofradías, señoras y señores; ante todos, brevemente, quiero exponer y exaltar la grandeza de la Semana Santa Serrana.

Preámbulo
Para vosotros, amigos, mis primeras palabras. Ha pasado ya algún tiempo desde que perdí el contacto vivo con la vida de éste pueblo. Sólo unas breves visitas han podido llenar este inevitable distanciamiento. Permitidme, no obstante, hoy, un íntimo y muy directo acercamiento a vosotros.
Para quien no me conozca:
Nací en Málaga, justo al lado del Santuario de la Virgen de la Victoria, un día de San Valentín del año 46. No tengo ascendiente alguno en Sierra de Yeguas. Ni siquiera, a pesar de lo que se ha dicho tantas veces, el prácticamente D. Antonio Gallego muy vinculado a este pueblo por sus buenas obras, era mi abuelo sino de mi esposa.
Vinimos a Sierra de Yeguas de las manos del Abuelo Antonio y de Miguel González, hijo del Capitán, después de recibir el acta de las graves operaciones que le practicaron en Málaga. Desde entonces, la tranquilidad de esta tierra, la hospitalidad y el encanto de sus gentes, nos embriagaron tanto a mi como a mi esposa que adquirimos una asa, como ya todos sabéis, en la calle Padre Granel, donde han crecido nuestros cuatro hijos, por descontado, hermanos fundadores de la Hermandad del Cristo de la Bondad.
Vuelvo a vosotros para, sencillamente, ocupar el puesto que siempre tuve; el de un auténtico serrano de adopción, enamorado como el que más de esta tierra singular. Igual que siempre, si, pues habéis de saber, que en este tiempo, no he dejado de pensar en tanta vivencia y tanta vida como he dejado aquí. Y es que el que no lo haya sufrido, no podrá saber nunca de la hondura de esta ausencia que tan bien manifiesta en este cantar popular.


Nunca supe lo mucho
Que la quiera
Hasta que dio la hora
De la partida
Porque se ignora
El valor de los bienes
Mientras se gozan.

Que alegre, pues, me encuentro de nuevo entre vosotros y cómo os agradeceré siempre la invitación que me hizo Dª María Teresa García, Hermana Mayor de la Hermandad del Cristo de la Bondad. Una sola sombra de tristeza empaña mi alma en estos instantes, la no presencia de algunos hermanos a los que me vinculaba una entrañable amistad. Por citar algunos; Pepe  Montenegro, hermano de las Dolores, Antonio Ruz Martin, hermano de Jesús, ambos estrecho colaboradores de la Hermandad del Cristo de la Bondad, Domingo Pérez Sánchez, hermano de Jesús; Pepe Torres Solero, hermano de las Dolores; Antonio y Fernando Benítez, ambos, hermanos del Santo Entierro entre otros. También mí querido padre quien, en los momentos difíciles me alentaba en mis deberes de Hermano Mayor de la Hermandad. Quiera el Señor, por su Bondad, concederles, si como espero los tienes entre sus elegidos, ver el devoto recuerdo cofrade que les ofrecemos.
Cumplidos tan elementales deberes de recuerdos y sentida cortesía, llevemos a cabo la misión que con tanta benevolencia y dignidad me habéis encomendado.
Significado del Pregón
He de dirigir un Pregón sobre la Semana Santa de Sierra de Yeguas.  Es decir, he de publicar en voz alta esa esencia secular que se esconde en el alma de todos. Mi voz se ha de alzar, pues, como clarín convocador que prepare la mente y los corazones divulgando a los cuatro vientos el dolorido sentir de Sierra de Yegua en los días ya bien cercanos de su Semana Santa. Lástima que tan noble empresa no cuente este año con mejor pregonero.

Contenido
Si todo pregón, ha de ser una síntesis audaz de loa más hondo de nuestro sentir en estas fechas, para que ello sea recordado por unos y adivinados por otros, ¿Qué contenido he de dar yo a mi pregón? Solo he de afirmar a este respecto que puesto que el Pregón debe de ser de la Semana Santa de Sierra de Yeguas a ella sola consagraré mis torpes palabras sin salirme d este tema tan querido, deseando que la nobleza sagrada de la materia y mi buena intención, en autentico acto de servicio, salven la pobreza de mi oración.

Nacimiento de una Hermandad
Título del Pregonero
Es muy difícil, casi imposible diría yo, acercarse desde una perspectiva literaria a la Semana Santa Serrana. Son tantas las facetas que se nos presenta, (múltiples planos, vértices, aristas y caras de su poliédrico semblante) que es difícil reducir a unidad lo que por sutil y delicado se escapa a todo comentario.
Dispuesto, no obstante a encerrar en flexible armadura el contenido de mi pregón cofradiero, si hui era que ponerle título, sin duda éste sería: PREGON SOBRE EL NACIMIENTO DE UNA HERMANDAD.

Meditación
Desde que vi por primera vez la Semana Santa Serrana noté que algo le faltaba, algo que la completara. Pero no fue hasta el siguiente año, paseando por la Plaza un Domingo de Ramos, observando a los niños que jugaban y compraban chucherías en el quiosco de Tolico cuando pensé.
¡Que distinto éste Domingo de Ramos al de mi niñez! Con zapatos nuevos cada año me dirigía a la calle Larios para vivir, casi ensimismado, la Procesión de la Pollinica Malagueña. En mi memoria, se dibuja con tanta claridad la cruz de guía, los penitentes con sus palmas, bastones, estandartes, la banda de cornetas y tambores, el cura, los monaguillos envueltos en incienso y, sobre todo, el soberbio trono donde se alzaba majestuoso Jesucristo montado en la pollinica y ese sonido a campana que mandaba cuando el trono debía parar o andar.
Entonces fue cuando me aseguré de que lo que completaría la Semana Santa Serrana sería un Domingo de Ramos y qué mejor que con una Pollinica, puesto que también los niños serranos tenían derecho a esa ilusión como los tienen los de otras ciudades.

Propuesta y hallazgo
Por aquel entonces, en casa de Pepe Rubillo nos reuníamos unos cuantos amigos, El niño Mariano, Juan José, Francisco Torres, Pepito, Ignacio entre otros, amantes de todas las tradiciones populares de nuestro pueblo.
Nuestra conversación merodeaba siempre el mapa de nuestras tradiciones más entrañables. Cierto día comenté que por qué no formábamos la Hermandad de la Pollinica. Desde entonces, ello se constituyó en el proyecto más acuciante.
Hasta que un buen día el amigo Pepe Fernández, que venía de Sevilla, nos dijo que había una pollinica en Alcalá de Guadaira y que la hermandad propietaria nos la podría ceder para procesianarla en Sierra de Yeguas. Nos advirtió, que le habida dicho, que estaba en muy mal estado por el incendio que había sufrido, y que posiblemente no aguantaría el traslado.

Primer viaje a Alcalá
Toma de Contacto.
Se estudió la propuesta y, a la semana siguiente, estábamos citado Pepe Fernández y yo en Alcalá de Guadaira con él objeto de entrevistarnos con miembros de la Junta Gobierno de la Hermandad y conocer así el estado en que se encontraba el Cristo.
Tuvimos una acogida de lo más cordial por parte de la Junta de Gobierno que nos explicó todos los pormenores sobre la Imagen y su accidente.
Posteriormente, nos llevaron a un almacén donde se guardaba el Cristo de la Bondad. Por una simple inspección ocular, observamos el estado lamentable en que se encontraba la Imagen. Parte de la cabeza, la espalda, el manto y partes trasera superior del pollino totalmente calcinados. Este, casi no se sostenía en píe; tenia algunas patas rotas. Para mí fue una desagradable y desilusionante visión.
No obstante, estuve detalladamente inspeccionando los desperfectos, mientras Pepe hablaba con los miembros de la hermandad y, pasado un buen rato, le llamé y le dije: “Pepe, la borriquita nos la llevamos para Sierra de Yeguas. Vamos a pedirle a la Junta que comuniquen al Cabildo de su Hermandad nuestra petición y el compromiso de procesionar la imagen este año en Sierra de Yeguas. Si la respuesta es afirmativa cuanto antes nos la llevamos” y así fue.

Traslado de la Imagen a Sierra de Yeguas
Unas semanas más tarde, después del trabajo, un frio día de invierno, en una furgoneta, salíamos de Málaga, mi cuñado Paco Santana y yo con destino a Alcalá de Guadaira para recoger la imagen del Cristo.
Llegamos al destino ya entrada la noche. Nos esperaban varis miembros de la Hermandad que nos recibieron con una cordialidad y agrado difícil de olvidar. Hablamos sobre los documentos de la imagen y asuntos de hermandad. Después se cargó la Imagen y nos despedimos de todos con sumo agrado.
Pusimos rumbo hacia Sierra de Yeguas. La noche era muy fría. El coche tenía la calefacción estropeada y, para colmo, la capa presentaba fisuras por donde entraba un helor que nos obligó a detenernos varias veces. Llegamos de madrugada a Sierra de yeguas. Aquí nos esperaban en su casa Pepe Arias y su esposa Mari Luz Álvarez que nos cedieron un almacén donde guardad y restaurar la imagen.

La Restauración
Durante más de dos meses, día a día, estuve restaurando el Cristo, con la valiosa colaboración de Niño Mariana que reforzó la peana y las patas del asno.
También construyó la Cruz gua a partir de unos diseños que yo elaboré.
Pepe Fernández y su esposa Auxiliadoras Álvarez, esperaban ansiosos los fines de semana en Sevilla para echar una mano en la restauración; fue su colaboración sin duda, muy valiosa.
Se iniciaron los trabajos con la limpieza y retirada de todo el material calcinado de la imagen que, una vez analizado su estado, se rellenó con material adecuado para su posterior impermeabilización y policromado con pan de oro.
Todos estos trabajos se realizaron con un escrupuloso y riguroso criterio a fin de restablecer el estado original de la imagen antes del incendio.

Constitución de la Hermandad
En el poco tiempo que nos dejaba la restauración, Pepe Fernández, Antonio Mariano y yo invitamos a todas las hermandades del pueblo a una reunión.
Se celebró en la planta alta del bar de Frasquito Juan Ramón. En ella expusimos la intención de crear una hermandad para procesionar los Domingos de Ramos al Santísimo Cristo de la Bondad en su Entrada Triunfal en Jerusalén, el cual estábamos restaurando a tal efecto.
El señor párroco y las hermandades se mostraron muy animados con la idea y nos facilitaron sus ayudas para que esto se llevara a cabo.
Posteriormente, se eligió la Junta de Gobierno de la Hermandad en la que los cargos quedaron de la siguiente forma: Director Espiritual, el señor Párroco, Hermano Mayor, D. Manuel Martínez, Teniente Hno. Mayor, D. José Fernández. Los demás cargos recayeron entre miembros de las juntas de gobierno de las demás hermandades.
Nuestras esposas, junto a las demás mujeres, organizaron todo lo correspondiente a túnicas, capirotes, estandarte, etc..

Traslado de la Imagen a la Iglesia.
Terminado la restauración de la Imagen, los preparativos de la organización de la Hermandad y la adaptación de la Capilla, se cursaron invitaciones a las autoridades locales, Juntas de Gobiernos de la demás Hermandades, Junta de Gobierno dela Hermandad de Alcalá de Guadaira y se invitó al pueblo en general.
El traslado del Santísimo Cristo de la Bondad se realizó en una sanda portada por improvisados hombres de trono que se dirigió desde la puerta de la cochera de Pepe Arias, en la calle Iglesia, hacia la plaza de la Andalucía, entrando a la iglesia de la Concepción por la puerta más cercana a la vivienda del señor cura. Para ser depositado, en la capilla de Nuestro Padre Jesús, hasta su salida triunfal del Domingo de Ramos.
Quiero aclarar que la única capilla que entonces quedaba libre en la iglesia era la que hoy ocupa el Cristo de la Bondad. No obstante, a pesar del conocido interés mostrado por la Hermandad de Jesús por ocupar el lugar asignado para nosotros por el párroco D. Enrique, debido a su antigüedad y al respeto que nos impone esta hermandad, les ofrecimos la posibilidad de cambiarse de sitio, coas que provisionalmente aceptaron hasta tanto consultaban con todos los hermanos el nuevo sitio que posteriormente desestimaron. Ubicándose las distintas imágenes en los lugares que actualmente se encuentran.

Primera Salida del Templo.
Escuchamos el chirrido del cerrojo de la gran puerta de madera del lateral de la Iglesia. Estábamos nerviosos pero seguros por la confianza del deber cumplido seguros de que no podíamos fallar: Era el Domingo de Ramos de 1.985.
Por primera vez, se escuchó el toque de atención de la gran campana anunciando a los hombres de trono que los próximos toques serian la Primera Levantada del Trono del Santísimo Cristo de la bondad. Sonó y el Cristo llego a los cielos, y el trono mandado por la campana marinara y a los sonidos del Himno Nacional, surcó la puerta dispuesto a navegar, como si de un buque se tratara, por las calles serranas.

Mecedlo, por Dios, mecedlo,
y páralo en este rincón,
dejame que yo le pía,
su Gracia y su bendición,
que estoy solito en la vía.

Agradecimiento
He basado mi Pregón en un ligero resumen del nacimiento de mi Hermandad que, por mis vivencias, quizás soy de los pocos que pueden contarlo hoy, con mayor veracidad y exactitud por las distitnas vicisitudes que ha atravesado la misma.
Desde hace algún tiempo he tenido muchas ganas de explicar al pueblo el cómo, cuándo, y por qué de esta Hermandad y ahsta ahora no he tenido ocasión de poderlo hacer.  Por eso, agradezco a todos  vosotros el haberme brindado ésta oportunidad.
No obstante no quiero terminar sin un recuerdo a las demás hermandades serranas.

De los Serranos.
El alma del pueblo se manifiesta singularmente en sus fiestas. La Semana Santa, fiesta barroca y andaluza pro excelencia, convierte a Sierra de Yeguas en un gran escenario en que todo un pueblo rememora los momentos de la Pasión. Entre la luz de la cera, los destellos del oro y la plata y el perfume del incienso, los tronos procesionales, verdaderos retablos que caminan, constituyen un espectáculo difícil de olvidad.
Puede que nuestra Semana Santa no sea tan famosa como la de Sevilla, ni tampoco tan grande como la de Málaga, ni tan mística como las de Valladolid o Soria, pero si podemos decir que una de las que tiene más participación popular y cofrade es la nuestra, nuestra Semana Santa Serrana.
El serrano, por coincidir con sus creencias y afectos, se entrega de lleno con alma y vida a su hermandad, que constituye en él una segunda naturaleza. Esto parece olvidarlo los que sólo ven en la Semana Santa Serrana un motivo de jaraneria y diversión. Que saben ellos de la honda emoción de unos padres que, apenas nacido el hijo, junto a las aguas bautismales, lo inscriben en la hermandad que le acompañará desde entonces hasta más allá de la muerte por los sufragios de sus hermanos o sus cofrades.
Cómo también ignorar el hondo placer que experimenta cuando apenas sabe andar el pequeñuelo y ya lo visten triunfalmente de “nazarenito”, pues saben que a Jesús no puede disgustarle verse rodeados de sus preferidos en la hora decisiva del dolor. A veces el pequeño sucumbirá en su auténtica estacón de penitencia, aunque no le faltará a él como al Maestro, el cirineo paternal o maternal que seguirá portando bien en alto, con santo orgullo, el hijo vestido con el hábito nazareno.

De las Hermandades.
La primera Hermandad del año que saluda a todos los serranos es la del Santísimo Cristo de la Bondad, que si no es por su valor en talla o imaginería, si posee una gran belleza que encariñan a todos nuestros niños.

Toito el mundo ha pregonao,
que eres tú el más bonito,
el del color bronceao,
gitano, puro y bendito
por tós los cuatro costaos.

Que decir de Antonio Castillo Lastrucci, al que sólo un Ángel del Señor pudo inspirar en 1.942 la figura del Santísimo Cristo de la Humildad, plena de dolor contenido en la resignada expresión del noble rostro de Jesús apoyado por esa divina mano.
En 1.938 tallaba Castillo Lastrucci, esa impresionante imagen del Santísimo Cristo de la VeraCruz. ¡Ay si le fuera dado a tan genial autor contemplarla hoy en cualquiera de esos momentos cumbres de la madrugada del Jueves Santo! en que hace estación acompañado de su Madre que tallara el mismo imaginero, ¿Qué pueblo del mundo, más que el serrano, ha sabido consolar mejor la tristeza y amarguras de María Santísima de la Esperanza, derrotada en su dolor pero paseando triunfalmente como Reina?
La figura que imaginó y realizo el colosal imaginero Navas Parejo en el año 1.940 de Nuestro Padre Jesús Nazareno que sube cansinamente el Calvario de la redención, su paso es corto y angustioso; sus manos se abrazan con ansiedad a la pesada Cruz que sobre su débil hombros gravita; la espalda, cintura y pierna se derrumban frágilmente por un peso superior a sus fuerzas. Más no importa, caerá quizás bajo el pesado madero, pero se levantará hasta consumar el sacrificio, su cara revela que rematará la obra, que llegará hasta el fin; ello solo evidencia que es Dios.
Y no digamos nada de la salida de Nuestra Señora de los Dolores cuando la Señora se asoma para recibir los primeros besos de un Sol primaveral y muestras más fervientes de la devoción serrana. Tan difícil como contener en la playa a una multitud apiñada, era sacar el trono de la Virgen a través de la angosta puerta; más nunca dudaremos del milagro ya que si el mayordomo de trono no hubiera sido capaz de realizarlo, seguramente que los ángeles del cielo, conmovidos, hieran hecho transponer la puerta al trono de la Madre de Cristo para que contemplara el radiante júbilo delos serranos al saludar a su Virgen. Las magistrales gubias valencianas tallaron la Imagen de la Virgen de los Dolores en el año 1.941.
Contémplese de cerca la divina imagen de María Santísima de la Soledad. Su rostro, que no puede ser más hermoso, lo vio seguramente Antonio Castillo Lastrucci en 1.942, en algún transporte místico. Qué pureza de línea, qué serenidad de facciones qué belleza sobre humana, qué amable mansedumbre, qué gozoso sufrir, permítame la expresión paradójica, que gozoso sufrir.
¡Pero hay otros momentos! Esa entrada de la Hermandad del Santo Entierro de Cristo en la Iglesia; la belleza singular de la Imagen que en 1.942 tallara Castillo Lastrucci del Cristo Yacente, se acrecienta e impulsa a quien lo admira en tal momento a pedir a la Virgen de la Soledad, que detenga el curso de los astros y mantenga, no el Sol para la batalla, sino la Luna que asoma curiosa tras los muros exteriores de la Iglesia y que, en trance de ser pronto, quisieran los asistentes que cubriera eternamente con su manto de luz y plata aquel lugar donde finaliza cada año la augusta majestad religiosa y estética de las procesiones de la Semana Santa Serrana.

He llegado al final de mi Pregón. Durante él, he querido trasmitir, a los presentes y ausentes, el conocimiento de una gran verdad; la grandeza de la Semana Santa Serrana.
Me doy por satisfecho, si todos habéis descubierto el cariño puesto por mí en esta breve y humilde exposición.
Muchas Gracias.


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