martes, 17 de marzo de 2020

Tercer día del Solemne Triduo 2.020




Tercer día
Solemne Triduo 2.020


Tercer día del Solemne Triduo en Honor a Nuestro Padre Jesús de la Humildad - 22/3/2020 (sustituye a la del 21/03/2020) - Domingo de la 4ª semana de Cuaresma.





1ª lectura: David es ungido rey de Israel.
Lectura del primer libro de Samuel 16, lb. 6-7. 10-13a

En aquellos días, el Señor dijo a Samuel:
«Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino. Te envío a casa de vete Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mi».
Cuando llegó, vio a Eliab y se dijo:
«Seguro que está su ungido ante el Señor».
Pero el Señor dijo a Samuel:
«No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura, porque lo he descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, más el Señor mira el corazón».
Jesé presentó a sus siete hijos ante Samuel. Pero Samuel dijo a Jesé:
«El Señor no ha elegido a estos».
Entonces Samuel preguntó a Jesé:
«¿No hay más muchachos?».
Jesé respondió:
«Todavía queda el menor, que está pastoreando el rebaño».
Samuel dijo:
«Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa mientras no venga».
Jesé mandó a por él y lo hizo venir. Era rubio, de hermosos ojos y buena presencia. Entonces el
Señor dijo a Samuel:
«Levántate y úngelo de parte del Señor, porque es éste».
Samuel cogió el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu del Señor vino sobre
David desde aquel día en adelante.

Salmo: Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

2ª lectura: Levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 8-14

Hermanos:
Antes erais tinieblas, pero ahora , sois luz por el Señor.
Vivid como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. Buscad lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciándolas.
Pues da vergüenza decir las cosas que ellos hacen a ocultas.
Pero, al denunciarlas, la luz las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz.
Por eso dice:
«Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará».

Versículo

R. Gloria a ti, Señor, Hijo de Dios vivo.

Yo soy la luz del mundo – dice el Señor -;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R

Evangelio: Él fue, se lavó, y volvió con vista.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 9, 1. 6-9. 13-17. 34-38

En aquel tiempo, al pasar, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento.
Entonces escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:
«Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)».
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
«¿No es ese el que se sentaba a pedir?».
Unos decían:
«El mismo».
Otros decían:
«No es él, pero se le parece».
El respondía:
«Soy yo».
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los
ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó:
«Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo».
Algunos de los fariseos comentaban:
«Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado».
Otros replicaban:
«¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?».
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:
«Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?».
Él contestó:
«Que es un profeta».
Le replicaron:
«Has nacido completamente empecatado ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?».
Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
«¿Crees tú en el Hijo del hombre?».
Él contestó:
«¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo:
«Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es».
Él dijo:
«Creo, Señor».
Y se postró ante él.
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Tercer día del Triduo de Nuestro Padre Jesús de la Humildad.

Saludo: Padre Nuestro.

Salmo: Todos: Con tus llagas, Señor, nos has curado.

Aunque no cometió ningún crimen
ni hubo engaño en su boca,
el Señor lo quebrantó con sufrimientos.

Con tus llagas, Señor, nos has curado
Por haberse entregado en lugar de los pecadores,
tendrá descendencia, prolongará sus días,
y por medio de él tendrán éxito los planes del Señor.

Con tus llagas, Señor, nos has curado
Después de una vida de aflicción
comprenderá que no ha sufrido en vano.
Mi siervo traerá a muchos la salvación
cargando con sus culpas.

Con tus llagas, Señor, nos has curado
Le daré un puesto de honor,
un lugar entre los poderosos,
por haberse entregado a la muerte y haber compartido
la suerte de los pecadores.
Pues él cargó con los pecados de muchos, e intercedió por los pecadores.

Con tus llagas, Señor, nos has curado

Reflexión: La salvación por  Jesucristo

Este anuncio de la Salvación de Dios para todos, especialmente para los más pobres, lleva a Jesucristo a la muerte. En este triduo lo encontramos sufriendo, tras haber sido golpeado como un tonto, haber sufrido agresividad, los salivazo s, los tirones de la barba, el desprecio ... Ante él Y su forma de actuar, no podemos ser espectadores. Tenemos que reconocer nuestra parte de culpa en este escarnio. En Jesucristo están representados todos los que sufren a lo largo de la historia. Sus heridas son las heridas de nuestro mundo. Su tortura es la tortura de los que en la historia, y hoy día, son torturados. Su dolor es el dolor de las personas que sufren por causa de otras, su ser despreciado es el desprecio que hacemos a los más débiles de nuestra sociedad. Y, a través de su entrega y su humildad, que no es resignación, sino «no quebrar la caña cascada", Dios nos salva.
A Jesucristo le aguardan la muerte y la sepultura, pero la muerte no es el desenlace definitivo hacia el que corre su vida. Al final, Dios le da la razón a su forma de vida, a su entrega y a su absoluta confianza, a su estilo de ser y de estar en el mundo. Nuestro estilo de vida debe ser, pues, el suyo.

Pidamos a Dios que vivamos cada día de forma más parecida a la suya, que seamos felices a su estilo, no al nuestro.

Oración: IV DOMINGO DE CUARESMA



Segundo Día del Solemne Triduo 2.020




Segundo día
Solemne Triduo 2.020


Segundo día del Solemne Triduo en Honor a Nuestro Padre Jesús de la Humildad - 20/3/2020 - Viernes de la 3ª semana de Cuaresma.

1ª lectura: No llamaremos ya “nuestro Dios” a la obra de nuestras manos.
Lectura de la profecía de Oseas 14, 2-10

Esto dice el Señor:
«Vuelve, Israel, al Señor tu Dios, porque tropezaste por tu falta.

Tomada vuestras promesas con vosotros y volved al Señor.
Decidle: “Tú quitas toda falta, acepta el pacto.
Pagaremos con nuestra confesión:
Asiria no nos salvará, no volveremos a montar a caballo, y no llamaremos ya “nuestro Dios” a la obra de nuestras manos.
En ti el huérfano encuentra compasión”
“Curaré su deslealtad, los amaré generosamente, porque mi ira se apartó de ellos.
Seré para Israel como rocío, florecerá como lirio, echará sus raíces como los cedros del Líbano.
Brotarán sus retoños y será será su esplendor como el olivo y su perfume corno el Líbano.
Regresarán los que habitaban a su sombra, revivirán como el trigo, florecerán como la viña, será su renombre como la del vino del Líbano.
Efraín, ¿qué tengo que ver con los ídolos?
Yo soy quien le respondo y lo vigila. Yo soy como un abeto siempre verde, de mí procede tu fruto.
¿Quién será sabio, para comprender estas cosas, inteligente, para conocerlas?
Porque los caminos del Señor son rectos: los justos los transitan, pero lo traidores tropiezan en ellos».

Salmo: Sal 80, 6c-8a. 8bc-9. 10-11ab. 14 y 17

R. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.

Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré. R.

Te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel! R.

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto. R.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!
Los alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre». R.

Versículo Mt 4, 17

Convertíos - dice el Señor -,
porque está cerca el reino de los cielos. R.

Evangelio: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 28b-34

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que éstos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».

Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas

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Segundo día del Triduo de Nuestro Padre Jesús de la Humildad.

Saludo: Padre Nuestro.

Salmo: Todos: Con tus llagas, Señor, nos has curado.

Aunque nosotros lo creíamos castigado,
herido por Dios y humillado,
eran nuestras rebeliones las que lo traspasaban,
y nuestras culpas las que lo trituraban.

Con tus llagas, Señor, nos has curado
Cuando era maltratado,
se sometía, y no abría la boca;
como cordero llevado al matadero,
como oveja ante el esquilador,
enmudecía y no abría la boca.

Con tus llagas, Señor, nos has curado
Sin defensa ni justicia se lo llevaron
y nadie se preocupó de su suerte.
Lo arrancaron de la tierra de los vivos,
lo hirieron por los pecados de mi pueblo;
lo enterraron con los malhechores,
lo sepultaron con los malvados.

Con tus llagas, Señor, nos has curado

Reflexión: El estilo de Jesús.

Jesucristo anuncia la Buena Noticia desde la humildad: su palabra y su actuación son, sin embargo, como una flecha en mitad de nuestro mundo y de nuestras conciencias, porque rompe nuestros esquemas y nuestros modelos de vida, coloca nuestra sociedad del revés y considera importantes a los que nosotros despreciamos: los pecadores, las prostitutas, los enfermos, los endemoniados, los impuros ... Podríamos pensar quiénes son los despreciados de nuestro mundo, aquellos a los que mantenemos al margen de nuestras vidas: ésos son los importantes para Jesucristo. Y, si decíamos ayer que Jesucristo es Dios, las personas importantes para Dios son precisamente las más despreciadas por el mundo. La pregunta que nos debemos hacer no es, por
tanto, dónde está Dios: Dios está al lado de los humildes, los últimos, los marginados. La pregunta fundamental que hemos de hacemos es dónde estamos nosotros, los cristianos, y si realmente seguimos al Dios de Jesucristo. Porque Dios da la razón a la existencia entregada de Jesús, resucitándolo, cuando ya nadie daba nada por él.

Pidamos a Dios que nos anime cada día a entregar nuestra vida por todos, especialmente por aquellos a los que más cercano estuvo Él. Lo hacemos en un momento de silencio.


Oración: Escucha, Señor, nuestras súplicas, y concédenos imitar la humildad de Cristo, para así poder anunciar siempre de forma nueva la Buena Noticia de la Salvación a nuestro mundo. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.



Primer día del Solemne Triduo 2.020




Primer día
Solemne Triduo 2.020



Primer día del Solemne Triduo en Honor a Nuestro Padre Jesús de la Humildad - 19/3/2020 - Jueves de la 3ª semana de Cuaresma. Solemnidad de San José, esposo de la Virgen María.




1ª lectura: El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.
Lectura del segundo libro de Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16

En aquellos días, vino esta palabra del Señor a Natán:
«Ve y habla a mi siervo David:
“Así dice el Señor: Cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino.
Será él quien construya una casa a mi nombre y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre.
Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo.

Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmen ante mí; tu trono durará para siempre”».


Salmo: Sal 88, 2-3. 4-5. 27 y 29

R. Su linaje será perpetuo.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R.

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R.

Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”.
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R.


2ª lectura: Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 13. 16-18. 22

Hermanos:
No por la ley sino por la justicia de la fe recibieron Abrahán y su descendencia la promesa de que iba a ser heredero del mundo.

Por eso depende de la fe, para que sea según gracia; de este modo, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la que procede de la ley, sino también para la que procede de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros.
Según está escrito: «Te he constituido padre de muchos pueblos»; la promesa está asegurada ante aquel en quien creyó, el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe.
Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho:
«Así será tu descendencia».

Por lo cual le fue contado como justicia.


Versículo Sal 83, 5

Dichosos los que viven en tu casa, Señor
alabándote, siempre. R.


Evangelio: José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 16. 18-21. 24ª

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

«José, hijo de David, no tengas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.


Primer día del Triduo de Nuestro Padre Jesús de la Humildad.

Saludo: Padre Nuestro.

Salmo: Todos: Con tus llagas, Señor, nos has curado.

Mi siervo va a prosperar,
crecerá y llegará muy alto.
Lo mismo que muchos se horrorizaban al verlo,
porque estaba tan desfigurado
que no parecía hombre
ni tenía aspecto humano,
así asombrará a muchos pueblos.

Con tus llagas, Señor, nos has curado.
Despreciado, rechazado por los hombres,
abrumado de dolores
y familiarizado con el sufrimiento;
como alguien a quien no se quiere mirar,
lo despreciamos y lo estimamos en nada.

Con tus llagas, Señor, nos has curado

Sin embargo, llevaba nuestros dolores,
soportaba nuestros sufrimientos.

Con tus llagas, Señor, nos has curado



Reflexión: la humildad de Jesús.
Jesucristo tiene una única misión en esta historia: anunciar a Dios Padre, su proyecto de Vida y de Salvación, y su Reino, en medio del pueblo. Sus Palabras son nuevas, distintas a todo lo que antes se había anunciado sobre Dios, porque Él anuncia la Buena Noticia desde su conocimiento interno de quién es Dios: Dios es Padre, es Amor. Ahora bien: su método también es nuevo, porque anuncia la Buena Noticia haciéndola vida en su propia persona: Él es el ejemplo de cómo es Dios, de cómo actúa Dios en mitad de la historia. Ante la pregunta: ¿quién es Dios? la respuesta es: Jesucristo es Dios. Su vida, su manera de entender las cosas, lo que él considera importante, las personas más queridas por él.. todo ello es la imagen concreta de Dios, la vida de Dios. Por eso, al hablar de la humildad de Jesús, hablamos en realidad de la humildad del mismo Dios, que no quiebra la caña cascada ni apaga la mecha vacilante, que anuncia a todos la Salvación sin imponerla a nadie, que es capaz de entregar la vida y enseñamos así el único camino de esperanza y futuro para el mundo, particularmente para los que más necesitan un rayo de esperanza en este mundo.

Pidamos a Dios que nos ayude a anunciar Su vida, no nuestra vida, Su palabra, no la nuestra; a proponer con nuestro testimonio un estilo de vida distinto en mitad de nuestro mundo.

Lo hacemos en un momento de silencio.

Oración: Escucha, Señor, nuestras súplicas, y concédenos imitar la humildad de Cristo, para así poder anunciar siempre de forma nueva la Buena Noticia de la Salvación a nuestro mundo. Por  el mismo Jesucristo Nuestro Señor.