Pregón Semana Santa Sierra de Yeguas 2.017
Este acto fue organizado y presentado por la
Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, y el encargado de hacerlo fue un
hermano cofrade de esta hermandad, anteriormente componente de la Junta de
Gobierno de la misma, D. Juan Ramón Reina García, en la Parroquia Inmaculada
Concepción de nuestra localidad, el día 1 de Abril de 2.017.
A MI TIO PEPE
Seguramente que has sido tú,
el culpable de que yo
este aquí de pie,
junto a ella.
Seguramente que has sido tú,
el culpable de que lleve inquieto muchos días,
sabiendo que llegaría este momento
y sabiendo, que tú no estarías.
Seguramente que tú eres el culpable
de que cuando venía caminando
pensativo por la acera,
me pasara antes que nada a ver a la Virgen
y le encendiera también las velas.
Seguramente que tú eres el culpable
de que cada vez que le encendía una vela,
la miraba a la cara.
Cada vez que le encendía una vela,
sin poderlo evitar, de ti me acordaba,
cada vez que le encendía una vela,
mi cuerpo se estremecía y lloraba.
Te fuiste por los años sesenta a Cataluña
a buscarte la vida,
a luchar, a
trabajar
y a crear una familia.
Junto a la tía Carmelita,
empezaste a escribir tu historia,
primero llegó Maria Jose
y luego te llego la Gloria.
Lo más importante para ti,
siempre fue, nuestra Semana Santa
y la Virgen de los Dolores, lo primero,
la ilusión de todo el año y tu única esperanza.
No faltaste ningún año,
ella era el faro de tu vida,
la luz que te iluminaba,
la que te guiaba el camino
y que en tu pueblo terminaba.
Siempre salías de noche,
después de trabajar duro todo el día,
toda la noche conduciendo,
para llegar a las claras del día.
Llegabas el Viernes de Dolores
y el Lunes Santo, a montar el paso,
nos íbamos juntos a la Iglesia
y yo a tu lado en tu regazo.
Siempre enseñándome cosas,
te ocupaste de que así fuera,
me llevaste de la mano
y me enseñaste a quererla.
Comenzamos a montar el paso,
pendiente siempre de lo que tu dijeras:
Juan Ramón, dame los alicates,
el destornillador y las tijeras,
dame las puntillas y el martillo,
tened cuidado chiquito, con la tela.
Venga muchachos que vamos a montar el palio,
traeros el armazón de madera,
luego montamos la candelaria,
y por último siempre las velas.
Siempre clavando puntillas,
siempre clavando chinchetas,
a primera hora de la mañana,
ya estabas en la Iglesia
Hay que ir por las ánforas
a casa de Dolores,
ve con Manuel Ramón y el primo
y os traéis los faldones.
Y lo mismo que tu hicieras
conmigo hace años,
tu nieto David,
quiso llevar a la Virgen este año pasado,
llevaba puesta la túnica tuya,
la que tú siempre has llevado.
Traía la mirada baja,
mirando para el suelo,
mucha ilusión por llevarla a hombros
y en su cabeza, un solo pensamiento,
el de su abuelo.
¡ Y es que todo me sabe a ti ¡
Cuando la miro a la cara,
en la primera levantá,
cuando suena la campana
o cuando habla el capataz.
En la primera mecida,
cuando llueven las flores,
en el primer ¡ VIVA, ¡
a la Virgen de los Dolores.
En la calle Nueva,
en la mañana serena,
en la paz y la calma,
en la alegría y la pena.
En la vuelta completa
cuando mira al pueblecillo,
en la primera saeta
o cuando canto por Trujillo.
En la calle la Cruz,
en el encuentro,
en el aplauso
o en el silencio.
En una tulipa,
en un candelabro,
en la vela encendida
o en la cera que va llorando.
En el movimiento del palio,
en el crujir de la madera,
cuando cantan
en un balcón
o el que llora a tu vera.
El estandarte,
la corona,
el incienso,
la mantilla,
el pañuelo,
el encaje,
el alfiler
o la capilla.
¡ Todo me sabe a ti ¡
Mi tío Pepe,
vivió soñando,
con tu cara y con tu manto,
pero siempre estará contigo,
la mañana, del Viernes Santo.
SALUTACIÓN
Reverendo Padre,
Arcipreste, Dº Francisco Sánchez Pérez, compañeros eclesiásticos, señor
Alcalde, Dº Jose María González Gallardo, señores concejales, Hermanos Mayores,
directivos, hermandades foráneas, ilustres pregoneros de nuestra Semana Santa,
cofrades, paisanos, paisanas, familiares y amigos todos. AMOR Y PAZ
Gracias
José, por esas bonitas palabras, posiblemente no sea merecedor de tan honorable
presentación, estoy seguro que en mi hermanad, hay personas que lo harían
mucho mejor que yo, pero de todas
maneras me pasas un testigo que lo cojo con mucho entusiasmo e ilusión.
Quiero agradecer de todo corazón a mi hermandad, que hayáis depositado en mí,
la confianza de pregonar nuestra Semana Santa, me otorgáis un privilegio
enorme, no sé si estaré a la altura que merece la ocasión, espero que los
nervios no me traicionen, porque he puesto en ello, todo mi cariño y mi corazón.
Con vuestro
permiso, quiero dedicarle este pregón a toda mi familia.
En especial
a mis padres, que me han dado la vida.
A mi mujer
María del Carmen, por estar siempre a mi lado y luchar junto a mí en los
momentos más delicados.
A mis hijas,
porque sois la ilusión por la que lucho todos los días.
Quiero daros
las gracias, a todos vosotros, a los aquí presentes y a los
que estáis en vuestras casas, a los ancianos, a los enfermos, porque todos sois
parte importante en nuestra Semana
Santa., a los saeteros, al emigrante.
No me puedo
olvidar, de todos esos familiares y paisanos, que un día partieron para el
cielo, porque siempre estaréis en
nuestros corazones y en nuestros anhelos.
Daros las
gracias también, a todas esas personas que habéis estado conmigo en la
hermandad, os nombraría a todos, pero sois muchos y así no me dejo a ninguno
atrás.
Y a vosotras, a esas mujeres nuestras y a
todas las demás, que habéis trabajado en la caseta de feria, certámenes de
bandas o en la casa hermandad.
MI INFANCIA
En mi casa, para mis hermanas y para mí,
la Semana Santa, siempre ha sido motivo de alegría,
Principalmente, porque venían de Blanes,
Mis tíos, mis primos y mi abuela María.
Hubo años que nos juntábamos mucha gente,
había que poner colchones en el suelo
porque no se cabía,
comíamos por turnos,
como se podía,
estábamos estrechos,
pero daba igual,
había mucha alegría.
Tengo grabado en mi mente
como mi madre me vestía,
me ponía la túnica negra,
cinto de esparto, pañuelo blanco bordado
y una campanita en la mano tenía.
Fui campanillero,
de la Virgen que más quería,
cuando se levantaba a pulso y lentamente caminaba
yo tocaba su melodía.
También llevaba una capa blanca,
que cuando caminaba deprisa,
el viento me la movía,
me estiraba hacia lo alto
y mas orgulloso me sentía.
Y orgulloso me sentía
porque iba de la mano de mi padre,
que al lado del estandarte me dejaba y me decía:
no te muevas de aquí,
tu siempre detrás del estandarte
y con un beso en la mejilla
me soltaba y se despedía.
Era impresionante ver el callejón de José,
lleno de túnicas negras,
sentir ese entusiasmo,
de todo el que estaba a tu vera.
En las vísperas,
siempre había alguna que otra reunión,
se solían celebrar en el teleclub,
mi padre me llevaba
y yo observaba con mucha atención.
Me impresionaba la imagen de José González Valencia,
tan grande, tan alto y tan bonachón.
Había un hombre que hablaba mucho,
era el secretario, Dº José, maestro escuela de
profesión.
Antonio balilla con sus bromas,
a todo le daba solución,
cuando el ambiente se ponía tenso,
se levantaba, decía una de sus bromas
y se apagaba la tensión.
Después de tanto debatir y cambiar de impresión,
se quitaba la mascota José y decía:
se acabó la discusión
echar los papelillos aquí dentro
y lo llevamos a votación.
Delante de la Virgen,
veo a una persona imponente que pasa,
es el fiscal de la hermandad,
primer hermano honorífico,
Don José
Casas.
Frasquito el confitero,
con que cariño y ternura
de nuestra Madre, me hablaba.
Hombre sencillo
y de pocas palabras,
era Manuel Calderón,
para todos, un ejemplo de educación.
Ignacio Marcelino,
José Antonio formalito,
con que fuerza a la Virgen se abrazaban,
Farelo, otro, que nunca fallaba.
Camacho cuando hablaba,
se le notaba la emoción,
era lo que mas le apasionaba,
su Semana Santa, para él lo mejor.
José Sánchez, Juan Sojo, Dionisio, Cayetano,.
José Luis Rodríguez, que pronto se fuisteis;
el estandarte
te echa en falta,
con que cuidado mantenías la fila
y guardabas la distancia.
En el transcurso de la procesión,
había una casa que siempre tenía ir,
aunque fuera solo a saludarla,
le alegraba mucho que llegara,
a María Martín.
“Norica”, Candelaria,
personas que esperaban con ansias a que la Virgen pasara.
Al cumplir
los 16 años, ya podíamos pertenecer a la directiva, por aquella época entramos
Manuel Ramón, Diego Sánchez y yo, los primeros años fueron de adaptación y al
poco tiempo ya empezaron los viajes a Marchena, Lucena, a Sevilla y a Morón.
Cuando
íbamos a casa de Dº José nos podían dar
las seis de la mañana charlando, Esperanza su mujer, nos hacía un poquito de
café para que fuéramos terminando.
Todavía
suena en mis oídos, aquella banda de cornetas y tambores que la hermandad creó,
ensayaban en lo alto de la calle Oliva, porque había una nave que allí se construyó, con el esfuerzo de los hermanos
y el solar donado por el Hermano Mayor.
Se utilizaba para guardar el paso,
las varas del palio se guardaban en un cajón.
las túnicas, los tambores, los enceres,
todo, se fue haciendo, con mucha ilusión.
Ya me toca
llevar a hombros a la Virgen y en ningún momento me quiero salir, pero mi padre
que era mayordomo, cuando venía alguien que la quería llevar a hombros,
empezaba a dar vueltas por el paso, no
sabía a quién se lo iba a decir, por muchas vueltas que diera, siempre me
tocaba a mí, a lo primero no me sentaba bien, pero luego me metía debajo del
paso y así continuaba llevándola, apretaba todo lo que podía, cuando llegaba la
noche, no te podían poner la mano encima porque tenías el hombro colorado y en
carne viva.
PROCESIÓN INFANTIL
AMOR Y SIERRA
Ya metido en cuaresma,
hemos disfrutado de otro certamen de bandas,
sonidos que te llenan de emoción,
ha actuado la del pueblo,
la banda resurrección.
A media tarde
sale de la Iglesia la procesión infantil,
niños nerviosos, impacientes,
deseando que llegue la hora de salir.
Delante del Señor y la Virgen,
desfilan niñas de mantilla,
otros niños cantan saetas,
saetas por seguirillas.
Al llegar a la puerta del ayuntamiento
hacen un encuentro,
se levantan a pulso los dos pasos,
de esta manera los niños disfrutan
y cuando llegan a la Iglesia,
terminan y se dan todos un abrazo.
VIERNES DE DOLORES
Ya huele a incienso,
ya tiene el pueblo nuevos olores,
ya esta aquí lo que tanto anhelamos,
el Viernes de Dolores.
En un paso sola,
sin palio ni candeleria,
va caminando despacio
la Virgen María.
Ha llegado la hora del traslado,
la llevamos a la casa hermandad,
todo el que quiera la acompaña
y todo el que la acompaña
a su lado va.
No te hacen falta flores,
ni trono cargado de oro,
ni corona,
ni candelabros de plata,
para ser tú Madre Mía
para mí, la mas guapa.
Desde la calle Campillos,
hasta la casa hermandad,
marcha tras marcha
enfila calle Nueva sin parar.
Hermanos dolorosos
mecida lenta y compás,
que el pueblo la esta esperando
para poderla abrazar.
Ha llegado el momento,
la tengo delante,
el besamanos va a comenzar,
la tengo tan cerca
que al mirarla empiezo a llorar.
Gracias Madre Mía,
por todo lo que me das,
siempre estaré a tu vera
porque a tu vera, quiero estar.
Ya estás en tu casa,
en tu casa hermandad,
todo se llena de alegría
cuando en ella, tú estas.
DOMINGO DE RAMOS
NUESTRO PADRE JESÚS DE LA BONDAD
Cuando de
niño llegaba el Domingo de Ramos, lo primero que hacíamos, era ir a misa, donde
escuchábamos atentamente, como Jesús encima de un pollino entraba en Jerusalén
y como la muchedumbre, con hojas de palma y olivo, celebraban la llegada del
Mesías, íbamos a comulgar y acabando la misa, a la plaza, a organizar el
partido de fútbol, comprábamos una pelota de plástico en el kiosco de tolico,
las porterías los bancos, el que la pisara, la rompiera o la hiciera añicos, ya sabía lo que tenía que hacer,
comprar otra, en el kiosco tolico.
Por aquel
entonces no teníamos procesión.
Pero andaba
el año1984 cuando de la mano de don Manuel Martínez y don José Fernández se
trajeron para gloria de este pueblo a una borriquita, que fue donada por la
hermandad de Alcalá de Guadaira,
provincia de Sevilla para más seña, y la trajeron a nuestro pueblo, para que
fuera malagueña.
Al año
siguiente se procesiona por primera vez,
y a medida que pasan los años, se van viendo en la procesión más niños con su
palma en la mano; pero yo vigilo de cerca, a una niña presumida y coqueta, a
ver lo que le dura la palma en la mano.
Disfruto del
momento, de la alegría que llevamos, disfruto que los niños de mi pueblo,
tengan procesión el Domingo de Ramos.
Observo como
lo llevan, mecida a mecida y el movimiento de ese olivo me gusta mirarlo,
gracias a esos quintos y a esa juventud, que con la fuerza de la edad, portan a
hombros, a nuestro Padre, Jesús de la Bondad.
NAVAHERMOSA
SANTÍSIMO CRISTO DE LA CLEMENCIA Y PERDÓN
Llegó el
Lunes Santo, después de estar en la casa hermandad, colocando ánforas,
candelería, ajustando los candelabros de cola, poniéndole las velas y haciendo
un sinfín de cosas, me dispongo a bajar al pueblecillo.
Esta noche,
sale una procesión más, gracias a un grupo de personas, que han puesto todo su
esfuerzo, su cariño y su corazón, sale por primera vez en Navahermosa, el
Santísimo Cristo de la Clemencia y Perdón.
En la noche oscura
sale un cristo tumbado,
llevado a hombros,
por hombres de Navahermosa
que allí se criaron.
Entre un gran silencio
y el sonido de un tambor,
camina por las calles del pueblecillo
un Cristo repartiendo perdón.
Se va leyendo un vía-crucis,
en las ventanas velas encendidas,
altares en algunas casas
y alguna saeta se escucha en la noche fría.
“A cristo crucificaron
Gente de poca conciencia
Y los clavos le clavaron
Sin que pidiera clemencia”.
MARTES Y MIÉRCOLES SANTO
El martes
Santo,
las mujeres van de procesión,
desfilan en silencio
van de vía-crucis y oración.
La noche del miércoles,
es una noche singular,
ya viene caminando como todos los años,
un penitente con la túnica morá,
que se abraza a la cruz descalza
y no la quiere soltar.
Es la cruz de la Ambrosia,
con ella comenzaremos un camino,
que partirá desde el monte de los olivos;
las luces del pueblo se apagan
y un puñado de hombres y niños
nos disponemos
a escuchar la palabra.
Después de oír,
como Pedro niega por tercera vez
a Jesús en una plazoleta,
cantó el gallo en el silencio de la noche
y se escucha esta saeta.
(Antonio Solís González)
“En el patio de Caifás
Cantó el gallo y dijo Pedro
Yo no conozco a ese hombre
Yo no conozco a ese hombre
Ni tampoco es mi maestro”.
Así vamos
leyendo por la calle, diferentes momentos de la historia de Nuestro Padre, como
lo coronan de espinas, la sangre brota por las sienes, latigazos que le
destrozan la piel y aguantar el dolor no puede, lo cargan con la cruz, lo
crucifican y muere.
Al acabar la
procesión, comentamos lo bien que ha estado, hasta el cura de Fuente de Piedra,
se ha quedado sorprendido y a todos nos ha felicitado, se ha guardado mucho
silencio y cada vez que se cantaba una saeta, la letra era acorde con el
momento. Es una procesión antigua, de mucho tiempo, de encontrarse con uno
mismo, de meditación y recogimiento.
LA MAÑANA DEL JUEVES SANTO
Que siga oliendo a incienso,
que me gusta y no me canso,
que ha llegado con un sol espléndido,
la mañana del Jueves Santo.
La plaza llena de gente,
personas mayores paseando,
muchos emigrantes han venido,
ese es el comentario de este año.
Andaba los años ochenta,
el pueblo se llenaba de entusiasmo,
todo el mundo para la Iglesia
saliendo y entrando.
Las mujeres que iban
a la plaza de abastos,
todas entraban sin dudarlo,
a dar una vuelta a los pasos
para ver como iban quedando.
Todo se llena de luz,
de alegría, de besos y abrazos,
saludos emotivos de personas,
que llevan sin verse años.
A la vera de los tronos,
todavía hay gente
poniendo alfileres, velas,
faldones o haciendo lazos,
abrochando las hombreras de las varas
para luego llevarlos.
Llego el momento esperado,
el que mas me gusta,
cuando se levantan los pasos,
todas las hermandades,
se echan gustosas una mano,
es bonito de
ver a todo mundo mezclado.
Se palpa el calor humano,
orgulloso cada uno de su Santo,
pero siempre dispuestos ayudar,
en lo que sea necesario.
Nunca, la podré olvidar,
la mañana del Jueves Santo,
mañana serena y bonita,
mañana llena de encanto.
NUESTRO PADRE JESÚS DE LA HUMILDAD
Ya se escucha en la calle los tambores,
los nervios empiezan aflorar,
camino deprisa hacia la plaza,
la pasión va a comenzar.
Ya se esta preparando para salir
una hermandad,
se escuchan voces dentro de la Iglesia,
los hermanos no pueden aguantar más.
Un pueblo entero
esta esperando a que salga,
Nuestro Padre
Jesús de la Humildad.
Vamos a vivir dos días intensos,
llenos de emoción y canto,
asoman los varales a la calle,
en la noche del Jueves Santo.
Me emociona ver
la cara de mis paisanos,
ver el brillo en los ojos,
de corazones que van llorando.
Porque se acuerdan de sus padres,
de sus gentes, de sus hermanos,
la noche del Jueves Santo,
noche de amor y llanto.
Y yo te miro a la cara,
miro tu imagen,
miro tu espalda,
miro tus ojos y busco tu mirada.
¿Quién te ha hecho esa mano izquierda tan perfecta?
dejada de caer en tu rodilla como si nada,
con una naturalidad que me traspasa el alma,
¿y la derecha, aguantando tu cara?
mejor imagen no hay quien la igualara,
con que templanza dejas caer la mejilla
de tu vendita cara.
Después de los golpes,
de los palos que te pegaran,
te coronan de espinas
y te pegan latigazos en la espalda.
Y yo me pregunto:
¿en que piensas Padre Mío
en esta noche tan larga?
en esta noche tan oscura,
en esta noche tan amarga.
Si en tu cara solo hay dolor,
en tus ojos dulzura,
en tus manos el perdón
y en tus labios, amargura.
Te llevan lentamente y muy despacio
un mar de corazones blancos,
demostrado queda en esta hermandad
que lleváis con orgullo la noche del Jueves Santo,
a Nuestro Padre, Jesús de la Humildad.
SANTÍSIMO CRISTO DE LA VERA CRUZ Y MARÍA SANTÍSIMA
DE LA ESPERANZA
Se apagan las luces de la plaza,
solo se queda la luna encendía,
quiebra el silencio una corneta
con sones de agonía.
( Toque de silencio )
( Francisco Manuel Morillo Garcia )
Triste se nos quedó el corazón
cuando el 31 de Enero
se nos fue para el cielo
tu Hermano Mayor.
Se escucha la voz del capataz:
señores mas abajo,
tienen que sortear el arco de la Iglesia,
en pocos minutos
ya esta el Cristo en la puerta.
Suena una marcha,
inconfundible como suena la corneta
no puede ser otra,
saeta.
Tendría 17 años,
cuando eche una manda
de meter me bajo tu paso y tu manto,
la manda se cumplió
y hoy a ese amigo lo sigues alumbrando.
Pero ese mismo día,
sucedió otro milagro,
yendo bajo tu paso,
miro a través de la tela
y siento un flechazo,
paramos en la puerta del ayuntamiento,
me quedo inmóvil con lo que veo,
en ese preciso momento,
me detengo, ni me muevo, ni pestañeo,
me pongo nervioso,
el corazón se me acelera y no lo soporto,
veo a una chiquilla guapa, morena,
con el pelo corto,
no puedo dejar de mirarla,
me quedé pillado,
en esa noche estrellada.
El paso se levantó y comenzó andar,
me desperté al momento,
del golpe en la cabeza
que me dio el varal.
Pero entendí el mensaje,
ese, que tu me das,
no pierdas mucho tiempo
que el tiempo se te va.
Ve a por esa niña,
ve que contigo quiere estar,
ve que tiene nobleza
y te quiere de verdad.
Te lo digo yo, tu Padre,
el que no te miente
ni te mentirá jamás,
cójela de la mano
y llévala al altar.
Y cuando te veo Padre cada año,
me entristece verte sin piedad
en la cruz, clavado y sin poderte desclavar
los clavos sujetan tu cuerpo
la sangre vuelve a brotar
gritos de dolor que se escapan
en la triste oscuridad.
La noche del Jueves Santo,
noche amarga y fría,
mi Cristo va expirando
lentamente su agonía.
Menos mal que contigo,
siempre está la que nunca te va a fallar,
tu madre, la Esperanza,
ella siempre contigo estará,
porque una madre,
nunca abandona a un hijo
y menos tu Madre que es especial.
¿ Quien consuela a una madre
que ha perdido un hijo?
dime quien te puede consolar,
si no hay pena mas grande
que se pueda igualar.
Aunque haya hermanas
que se cojan a tu manto,
penitentes que te quieren acompañar,
que no desean dejarte sola
en esta noche sin igual.
Porque tú eres Madre Mía,
la única que nos puedes ayudar.
Vivimos siempre con la Esperanza,
la Esperanza nunca te abandonará,
siempre estará contigo
cuando llega la dificultad.
En los momentos duros de la vida,
en la tristeza o en la soledad,
en la pelea diaria
cuando luchas contra una enfermedad.
Esperanza al pie de la cruz
Esperanza de todos los días
Esperanza que siempre estarás
en mi corazón, cautiva.
VIERNES SANTO
Después de dejar al Cristo y a la Humildad en la
Iglesia,
serían las tres de la mañana cuando me acosté,
me puse a dar vueltas en la cama,
el sueño no lo podía coger.
Me quedaría dormido,
cuando de golpe, me despierto,
son las seis y media de la mañana,
el Viernes Santo a llegado,
me levanto y me visto.
Ahora viene un momento sagrado,
el que mas me ilusiona,
el más esperado,
llevo un año soñando
y por fin a llegado.
Empiezo a ponerme la túnica,
mis niñas todavía no se han despertado,
me pongo el cinturón con cuidado,
como si fuera de oro y marfil,
lo guardo como oro empaño,
porque me lo hizo,
Fernando Beatriz.
Mi mujer me pone el pañuelo,
me lo sujeta bien fuerte con hilo,
no se me vaya a caer,
vestirme de hermano cada Viernes Santo,
es una ceremonia,
de la cabeza a los pies.
La luz se va abriendo paso
y la mañana, se va llenando de un aroma especial,
comienzo a caminar por la calle harina,
entre un melancólico silencio,
de quietud y tranquilidad.
Llego a la casa hermandad,
¡que guapa estas Madre Mía!
no se porque ni como,
tu cara cambia siempre en este día.
Con un pasacalles de lo mas bonito y espectacular,
llegamos a la Iglesia bien temprano, para comenzar.
La hermandad de Jesús
con energía y tesón,
llaman a la puerta para que abran
y así comienza el pregón.
(tres toques de martillo)
NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO
Da comienzo el sermón de la mañana,
el pueblo esta dentro y lo presencia,
vamos a oír como lo condenan
y ahora mismo, leerán la sentencia.
(Interviene Jose María Mancheño Luna )
SENTENCIA
“Jesús, es
condenado a muerte, será coronado de espinas, tendrá que llevar sobre sí el
madero, será azotado, despojado de sus vestiduras, llevado al calvario y entre
dos ladrones será crucificado, hasta que muera, HASTA QUE MUERA”.
Me invade la
nostalgia y me acuerdo de ese momento que tú y yo vivimos en la sacristía, te
iban a preparar para el Viernes y yo entre por allí ese día, mi sorpresa fue,
que entré a buscar algo y al verte ya no sabía para lo que iba, me quedé mirando,
sin saber lo que hacía, al estar tan cerca de ti, notaba que mi cuerpo se
conmovía, llore amargamente, porque tu imagen me imponía.
Ya está Jesús en la calle,
el sol un beso le ha dado,
los saeteros impacientes en la puerta,
para hablarles a su manera, cantando.
Entre la Iglesia y las palmeras,
comienza a caminar Jesús,
no puede moverse
le pesa mucho la cruz.
Pero gracias al amor de sus hijos,
nazarenos valientes que con fervor,
le ayudan a llevar el peso del madero
a Nuestro Padre Jesús Redentor.
Al llegar a la calle nueva,
Jesús cae por vez primera,
y al lado, su Madre,
su Madre, que siempre espera.
Será grande el peso de nuestros pecados,
que Jesús, sin apenas fuerzas,
no puede mirar a su Madre,
mirarla, estando tan cerca.
Y viéndote de esta manera,
cansado, agotado y sufriendo,
una lágrima cae al suelo
porque llorando estoy por dentro.
Me duele el verte caído
y mas que verte vencido,
lo que me duele es perderte
sin haberte comprendido.
La sangre sigue brotando,
sobre tu cuerpo divino
y tu sigues caminando,
sin saber donde ni cuando
se acabará tu camino.
Al cielo con el Nazareno,
que los que aquí no estén,
contemple desde el cielo,
cómo se estremece mi pueblo,
cuando sale el Viernes Santo,
Nuestro Padre, Jesús Nazareno.
NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
Hoy es un día inmenso,
diferente a todos los demás,
lleno de emociones, de abrazos,
de saludos, de hermandad.
Nos os podéis imaginar,
la alegría que siento,
cuando veo a tantos hermanos juntos
en la casa hermandad,
ver el brillos en los ojos,
cuando a la Virgen os quedáis mirando,
es imposible controlar la emoción
porque esa lágrima que brota
sale de lo más profundo del corazón.
Vivo cada segundo intensamente,
como si el tiempo
se me fuera a escapar,
no quiero perder detalle
de un día tan especial.
Antes de que salga la Virgen a la calle,
la miro de nuevo a los ojos
contemplo el paso lleno de flores
quiero sentir el calor de mi gente,
de mis hermanos, de mis mayores.
Y a la lumbre de toda una hermandad,
templo los nervios
y el corazón se me inquieta,
siento la fuerza que me dais
y de alma, me sale esta saeta.
(Montse Torres González)
SAETA
“Viernes Santo por la mañana
Llueven pétalos de flores
Porque sale de su templo
La Virgen que yo mas quiero
Mi Virgen de los Dolores.
Tened cuidado hermanos míos
Vamos a llevarla en el corazón
Porque llevamos en nuestros hombros
A la Madre de Dios”.
Banda Municipal “Amantes de la Música” Campillos,
interpreta:
MI AMARGURA
Sigo soñando todos los días,
que soy tu mayordomo,
que soy tu capataz,
el que lleva el paso del trono.
Dejarme que yo la lleve
que sea su mayordomo,
como antes lo he sido,
para guiarla por las calles
del pueblo donde he nacido.
Como la llevó mi padre,
con cariño y esmero,
dejarme que yo la lleve,
que es lo que mas anhelo.
Sentir ese pellizco en el estómago,
de la salida, de la entrada,
que suene a música celestial
cuando toque esa campana.
( golpes de campana )
Quien pudiera ser pañuelo
o encaje de hilo fino,
para acariciar tus manos
y estar siempre contigo.
Quiero cantarte saetas,
decirte cuanto te quiero,
hablarte de mis penurias,
de mis temores y mis miedos.
Añoro sacarte de la iglesia,
bajarte hasta el mismo suelo,
que te bese el marco de la puerta
y subirte despacio luego.
Que suene una marcha
y sentirla yo quiero,
que te mezan
lentamente
como saben tus costaleros.
Capirotes no te faltan,
a un lado y a otro del paso,
hermanos que van de promesa
todos los años sin descanso.
Me gusta ver la fila de penitentes,
de capirotes y túnicas negras,
de hermanos que no se apartan
ni un momento de tu vera.
Cuando te miro a los ojos,
no solo te veo a ti, Madre Mía,
también veo, a las personas
que no están con nosotros en este día.
Me acuerdo de todos
porque de todos aprendería,
mis mayores me enseñaron
a quererte sin medida.
Y delante del paso
todo va de maravilla,
no hay cosa mas bonita
que una mujer de mantilla.
Para acompañar a su Madre,
de negro, elegante y sencilla,
lloro de emoción y alegría,
cuando veo a mis hijas
vestidas de mantilla.
La Madre lo es todo,
esta a tu lado todos los días,
la que sufre en silencio,
los avatares de tu vida.
La que te alivia, la que te cuida,
tu consejera y tu guía,
la que siempre estará contigo
y nunca solo, te dejaría.
Cuando llegamos al encuentro
tu hijo esperando está,
te abrazas con todas tus fuerzas
y no lo quieres soltar.
Todo el pueblo presente,
lágrimas de emoción,
de alegría, de llanto,
de pena y pasión.
El amor de una Madre hacia un hijo,
es inmenso, el más grande,
cuando te miro a la cara Madre Mía,
siempre veo en ti,
a mi MADRE.
Y cuando vuelves de nuevo a tu casa
y estamos en la entrada,
se escucha un grito
que del corazón sale.
¡ VIVA LA VIRGEN DE LOS DOLORES ¡
Ese grito me parte el alma,
porque es el grito,
de mi padre.
SANTO ENTIERRO DE CRISTO Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA
SOLEDAD
Va cayendo la tarde,
la noche se hace presente,
la misma luna en el cielo
en el pueblo la misma gente.
En cuestión de horas,
de la pena y la luz del día,
pasamos a la muerte
y a la noche fría.
Esta noche,
estamos de luto,
vamos llorando la pena
y de silencio absoluto.
Me traslado en el tiempo
cuando yo era niño,
Alonso perote, sacaba el Santo Entierro
con mimo y cariño.
En aquella época,
no lo llevaban a hombros,
iba con
ruedas, un volante,
frenos y el motor éramos nosotros,
los niños.
Cuando venía un poco de pecho abajo,
nos subíamos en la estructura,
nos cogíamos bien fuerte con las manos
y nos paseábamos.
Pero teníamos que estar callados,
porque sino Alonso,
se ponía serio
y nos echaba abajo.
A la Virgen de la Soledad
le pasaba igual,
Fernando Benítez
era el encargado de llevarla y el capataz.
No hace mucho tiempo atrás,
cuando salíamos de la iglesia
antes de salir a la calle mi hermandad,
el primer abrazo de la mañana,
era para ti, Virgen de la Soledad.
Los dolorosos, te cogíamos con cuidado
con aprecio y cariño,
con respeto y seriedad,
por siempre os estaremos agradecidos,
al buen hacer de tu hermandad.
Y en la noche oscura,
llega el cortejo a la plaza,
se detiene, se hace el silencio,
y tocan a duelo, las campanas.
Es impresionante,
como atraviesa
el cortejo la plaza,
mas gente no cabe,
en esta noche tan amarga
y por mas gente que haya,
mas grande es el silencio que me abraza.
Que tu no estas sola Madre Mía,
que todo un pueblo te acompaña,
que dolor mas grande
perder un hijo que nació de tus entrañas.
Con la cruz descalza
y un cielo de estrellas,
dos ángeles te acompañan
para aliviar tu pena.
Tus hermanos
llevan túnica negra,
capa blanca
y un cirio en la mano,
para alumbrar un camino de lágrimas.
Sendero pedregoso, duro, amargo,
lleno de sufrimiento y dolor,
la muerte a llegado
y triste nos dejó la procesión.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Llegó la noticia esperada,
llegó, llena de alegría
la profecía se cumplió,
todo el mundo se viste de gala
porque el Señor Resucitó.
Un domingo alegre, de trajes,
de comida y comunión,
de fiesta y zapatos nuevos,
de alegría en el corazón.
Animaros paisanos,
vestiros para la ocasión,
vayamos con las hermandades
que trabajen con ilusión.
Caminemos juntas de la mano
con respeto y devoción
luchemos todos a una
que no se pierda la tradición
Nuestra Semana Santa es diferente,
ni mejor ni peor,
sentimiento puro que brota,
de lo mas profundo del corazón.
Pueblo humilde, de saeteros,
que canta con devoción,
tus saetas son oraciones
que nos llenan de emoción.
Ir preparando las túnicas,
las capas, el cinturón,
que salgamos a la calle
que allí nos espera DIOS.
Participemos de la alegría,
del llanto, la pena,
la angustia, el sufrimiento y el amor,
que no se pierdan las costumbres
que nuestros abuelos nos enseñó.
Apoyar a las cofradías,
participemos de la procesión,
perdonar al que nos ofende,
abrir las puertas del corazón.
Ayudar al que lo necesite,
compartamos el amor,
que vivamos con alegría,
lo que el Padre nos enseñó.
Despierta hermano despierta,
vive, llora y canta,
que comience en Sierra de Yeguas,
la SEMANA SANTA.
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